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La policía belga registra la sede del grupo que denunció a una red pedófila

Las investigaciones policiales para desenmascarar la red que distribuía desde Holanda imágenes de pornografía infantil a través de Internet están convirtiéndose en una batalla por conseguir las pruebas. A solicitud de los holandeses, la policía belga realizó el domingo por la noche minuciosos registros en las oficinas de Morkhoven, la asociación de lucha contra la pedofilia que destapó el escándalo y que asegura tener en su poder miles de imágenes y documentos con valiosa información. El grupo, con sede cerca de Amberes, se había negado a entregar el material que posee y que, por fin, facilitó a las autoridades a última hora de ayer.Además de entrar en la oficina, que se encuentra en la casa del portavoz Marcel Vervloesem, las autoridades belgas registraron la casa del presidente de la organización, Jan Boeykens y sometieron a ambos a un interrogatorio.

Según Morkhoven, la policía no encontró nada durante el registro. "Habíamos trasladado todo en días anteriores, porque teníamos indicios para creer que se iba a producir una acción de estas características", explicó Vervloesem en una entrevista concedida a la radio holandesa.

El grupo, que ha sido duramente criticado por los métodos poco ortodoxos que utiliza en sus actuaciones, había asegurado al estallar el escándalo que pondría a disposición de la policía holandesa todo lo que tienen: más de 10.000 fotografías en disquetes con salvajes violaciones de niños y cerca de 3.000 documentos codificados que pueden aportar datos muy concretos sobre los clientes fijos, los productores y los distribuidores de las aberrantes torturas sexuales. Pero el sábado Vervloesem declaró que su grupo no estaba dispuesto a hacer la entrega ni a dar más información hasta asegurarse que "se les tomaba en serio". El portavoz, que ponía en duda la capacidad y el interés de las autoridades para investigar el asunto, mostraba así su enfado por las críticas de la policía que había insinuado que los detectives privados de la organización allanaron ilegalmente algunas viviendas para hacerse con las pruebas. La policía y la prensa del país han aireado también el hecho de que muchos de los miembros de Morkhoven tengan una abultada hoja de antecedentes penales.

Al principio, los portavoces de Morkhoven aseguraron que los investigadores las habían encontrado en la localidad holandesa de Zandvoort, en el domicilio de Gerrit Jan Ulrich, asesinado en Italia, desde donde se distribuían las imágenes por Internet a clientes fijos que pagaban entre 25.000 y 75.000 pesetas. Posteriormente, declararon que la mayoría del material se lo hizo llegar otro miembro de la banda en un acto de arrepentimiento, dispuesto a romper con su pasado.

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