Yeltsin sostiene el pulso a la Duma con decretos para satisfacer al FMI
El presidente ruso, Borís Yeltsin, está de vacaciones en Carelia. La la Duma (Cámara baja) ha cerrado sus puertas hasta casi finales de septiembre. Sin embargo, la guerra entre la presidencia y el Parlamento no se apaga. Se mantiene viva, condicionada por el megacrédito del Fondo Monetario Internacional (FMI), y de cuya decisión final (vinculada a reformas internas) depende que el país caiga o no en un abismo financiero de consecuencias letales para la estabilidad del sistema.Los diputados plantaron cara la semana pasada al plan anticrisis de Yeltsin y de su primer ministro, Serguéi Kiriyenko, con lo que las expectativas de gastar menos y recaudar más, de acuerdo con las recomendaciones del Fondo, se derrumbaron como un castillo de naipes. El presidente, por su parte, cumplió su amenaza de legislar por decreto. En los últimos días, Yeltsin vetó dos leyes aprobadas en la Duma que preveían reducciones de impuestos, y promulgó un decreto para doblar la carga fiscal sobre la tierra y creó una tasa del 3% sobre todos los artículos importados.
Ayer reincidió con una resolución del Gobierno que impone un IVA único del 20% y obliga a que se pague en el momento del suministro, y no del pago. Con este procedimiento extraparlamentario, Yeltsin está sumando rublos para que le cuadren las cuentas, a él y al FMI, y para que éste último haga efectiva la primera parte del crédito de estabilización del que depende que el rublo no se hunda y arrastre con él la estabilidad financiera conseguida con muchos sudores en los últimos tres años.
Reunión en Washington
El Consejo de Directores del Fondo se reunió ayer en Washington para decidir si aprobaba la entrega de unos 840.000 millones de pesetas, que podrían llegar a Rusia en cuestión de dos o tres días. La idea dominante en la Duma es que el presidente está bordeando la Constitución. Y eso, con un procedimiento de destitución del líder del Kremlin en marcha, y con el recuerdo de varias derrotas frente a él en el reciente pasado, no hace sino aumentar una irritación que puede transformarse en ofensiva en cuanto Yeltsin dé muestras de debilidad.
Ayer, el presidente de la Duma, el comunista Guennadi Selezniov, hizo un llamamiento a cambiar el sistema para convertirlo en una república parlamentaria, con dos Cámaras y un Gobierno fuerte que heredarían muchos de los tal vez excesivos poderes que ahora tiene el presidente.
Para desvanecer los temores que éste pueda abrigar de que puede verse ante los tribunales una vez que deje el poder (por la guerra del Chechenia o el bombardeo del Parlamento), Selezniov se mostró partidario de que se apruebe una ley que le proteja cuando pase a la condición de ex. "Debe tener una pensión, protección para él y su familia, una casa de campo, guardaespaldas, un coche y cualquier cosa que necesite", añadió el presidente de la Cámara.
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