_
_
_
_
Entrevista:

JUAN LUIS GOENAGA PINTOR "Pinto lo que me rodea, no imagino nada"

Maribel Marín Yarza

Juan Luis Goenaga (San Sebastián, 1950) lleva toda la vida pintando. Su discurso ha evolucionado en el tiempo, pero siempre ha rebosado un lenguaje de respeto a la naturaleza. Goenaga es un pintor que se reconoce arqueólogo, que escarba en pequeños terrenos para mostrar el esplendor de las cosas que le rodean. Primero plasmó en sus cuadros hierbas, raíces, que hoy se han se hundido en la tierra y en restos arqueológicos, y surgen en lienzos que dejan destellos de la cultura pirenaica. Su interpretación de la naturaleza acapara dos salas de exposiciones de San Sebastián: muestra su obra más reciente en la Galería Altxerri y trabajos anteriores en la sala de la Kutxa en la calle Garibai. Ambas exposiciones son complementarias y están estrechamente relacionadas. La exhibición de la Kutxa parte de un mural, Belako harkaitza, de 6 metros por 1,80, que la entidad encargó al pintor y hoy inunda con sus grises el espacio visual de la muestra. Goenaga se adentra en la prehistoria y deja asomar perfiles de cabras, caballos, y otros elementos definitorios de la cultura pirenaica, que aquí sólo se intuyen, pero se distinguen con claridad en los bocetos que el autor cuelga de las paredes contiguas. Muestra también figuras antropomorfas y paisajes con los que convive. "Pinto lo que me rodea, no me imagino nada", afirma el pintor. "Incluso los colores de los cuadros son los de la roca que tengo enfrente, los de la caliza, o el verde de la vegetación". La temática y el universo pictórico se mantiene en los 22 óleos sobre tela y papel de Altxerri. En ambas muestras se aprecia su preferencia por el negro: "Los demás colores me sobran. La gama de grises es tan increíble..." Goenaga transmite un mensaje ético inequívoco de respeto por la naturaleza. "No hay ninguna ideología detrás de mis cuadros, pero me horrorizaría que todo esto desapareciera porque es mi vida". Al pintor siempre le ha apasionado la espeleología y la arqueología y ahí busca los restos de la historia, desde el caserío que ha reconstruido en Alkiza. "Aquí tienes toda la historia desde el Paleolítico. Altxerri y Ekain tampoco están lejos". Para la muestra de la Kutxa ha escogido el nombre de estas cuevas De Ekain a san Ignacio de Loyola. Sorprende entre tanta naturaleza la presencia de pinturas del jesuita. Esta orden religiosa le encargó un cuadro del santo para su casa de Azpeitia, pero al pintor le apasionó "la cabeza" y ha llenado una sala entera de san Ignacios. Le vinculan a él sus lazos familiares; sus abuelos paternos son de Azpeitia y en su familia existen miembros de la orden. Pero más allá de esta relación a Goenaga le interesó el personaje. "San Ignacio de Loyola nunca se dejó retratar, las imágenes que nos han llegado se han realizado a partir de una mascarilla o de las descripciones de gente que le conoció. Queda tan sólo una imagen: frente ancha, nariz aguileña y perilla". Reconoce que se ha guiado por "esos tópicos".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_