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"Collidors" de leyendas

¿A quién pertenecía el pie olvidado dentro de una bota en la pocilga de un hostal de Puçol? El macabro hallazgo del siglo pasado ha dado pie a todo tipo de leyendas, que se han transmitido de generación en generación por los pueblos de L"Horta. Dos versiones tan diferentes como asombrosas conviven en Històries a la llum del cresol. Un libro recién publicado que recoge media docena de fábulas y recuerdos históricos de la comarca condimentados con la imaginación de los autores. En el relato de Manel Alonso el propietario del muñón es un coronel carlista, Joseba Irazu Garmendía, que bajó de la sierra Calderona al Camp de Morvedre con dos hombres para espiar a las tropas isabelinas. En el hostal de Puçol donde pernoctaba quedó prendado de Carme, la hermosa hija del hostelero. Pasó la noche con ella en un pajar y nadie le volvió a ver. Sus hombres creyeron que había regresado al norte, presa de la nostalgia. Carme se casó con un agricultor que pco después se enriqueció de una forma tan misteriosa como la desaparición del coronel y su bolsa de monedas de oro. No se supo más de él. Hasta que llegó el día de limpiar la pocilga. En cambio, el escritor Vicent Penya revive las peripecias de dos arqueólogos franceses que visitaron las montañas gemelas de Rafelbunyol, Els Germanells, en busca de un yacimiento de fósiles y restos de otras civilizaciones. Pero el dueño del hostal de Puçol en el que pernoctaron creyó que venían a buscar el legendario tesoro que, según la leyenda, ocultaron allí las tropas de Napoleón. El hostalero y su mujer degollaron a los gabachos que pretendían apropiarse de las supuestas joyas de sus antepasados. El relato concluye en otra pocilga, con la célebre bota calzada por un pie anónimo. El editor del libro, Francesc Cardells, explica orgulloso que han intentado rescatar los recuerdos de sus mayores sobre leyendas y hechos históricos de las guerras carlistas, la del francés o la de sucesión, así como los asesinatos o las penurias de la época del boniato que han marcado la vida en la huerta en los últimos siglos. Cardells enarbola estas pequeñas fábulas como una bandera para reivindicar la difuminada identidad comarcal de L"Horta. El simbolismo de este mundo agrario en peligro de extinción se condensa en los vetustos muros del monasterio de El Puig. Todos los autores se refieren al templo como un "lugar mágico" y "santuario emblemático" de los valencianos". La colección de reyes que se han arrodillado ante su Verge dels Àngels y los milagros que le atribuyen son interminables. Cuentan las leyendas que esta Virgen sanó a la esposa de Alfons El Magnànim y evitó que naufragaran las galeras de Jaume II y Pere El Cruel. Pero a los largo de estos siete siglos de prodigios no pudo evitar algún que otro borrón. Por ejemplo, la derrota de la Armada Invencible. De nada sirvió que Felipe II mandara sacar en procesión a la Virgen desde El Puig hasta Valencia para asegurarse el éxito de la misión. Con tanto peso histórico, el monasterio no podía quedarse fuera de este libro. Hermini Pérez lo utiliza como escenografía para narrar el ardid empleado por los maulets de Joan Baptista Basset para burlar a los monjes de El Puig y arrebatarles sus gallinas, ovejas, sacos de trigo, harina y demás vituallas. Los soldados enviaron por delante a unos muchachos para decirles a los monjes que su visita se aplazaría hasta el día siguiente. Pero mientras un monje escuchaba el recado con la puerta entornada, los maulets entraron de improviso, sin dar tiempo a los religiosos para esconder sus provisiones. El soldado que mandaba el piquete les dijo que confiscaban los bienes como fianza, hasta que juraran fidelidad al archiduque de Austria. Pero fueron a Valencia a mostrar su lealtad y volvieron de vacío. Una tromba de agua había sorprendido a los maulets cuando cruzaban el barranco del Carraixet y toda las provisiones acabaron en el fondo del mar. Un informe militar daba fe de la veracidad del relato. Pero los monjes regresaron al monasterio convencidos de que habían sido estafados: hacía tres meses que no caía una triste gota de lluvia.

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