Del paro al aparcamiento

El Ayuntamiento de Valencia anunció ayer su particular receta para acabar con el paro en la ciudad: crear empleos que "en ningún caso se podrán considerar puestos de trabajo a ningún efecto". Esta es la solución que el Consistorio popular pretende aplicar en el convenio de promoción de empleo que presentó ayer dirigido a combatir el paro de los mayores de 40 años y erradicar a los incómodos aparcacoches que han inundado la ciudad los últimos años. El teniente de alcalde, Alfonso Grau, anunció ayer la aprobación en la comisión de Gobierno de un convenio con asociaciones de parados para que ciudadanos desocupados mayores de 40 años puedan trabajar como aparcacohes en las zonas que el Ayuntamiento acuerde con las organizaciones. El objetivo de esta medida, según el PP, es doble: fomentar el empleo y acabar con los ciudadanos que, pertrechados de gorra y silbato, se dedican a dirigir las maniobras de aparcamiento a los conductores en numerosas calles de la ciudad. El convenio, sin embargo, no establece para el Consistorio valenciano ninguna obligación. Su papel se limita a fijar las zonas de trabajo de los aparcacoches legales con paneles informativos. Cuestión similar es el tema de la retribución. Según figurará en la información de los carteles, como recoge el punto 14, el sueldo de estos trabajadores dependerá de "las aportaciones voluntarias" de los conductores y de sus acompañantes, que son "quienes hacen posible la reinserción laboral". El Ayuntamiento ni cobrará tasas a las asociaciones ni les pagará. Para los populares, no sólo está fuera de duda que el convenio aborde la promoción laboral, sino que defienden que entronca con las políticas de empleo europeas. El expediente redactado por el PP destaca su "sintonía con el Plan de Acción Para el Empleo del Reino de España que desarrolla el mandato de la Cumbre Europea por el Empleo" celebrada en Luxemburgo el invierno pasado. Sin embargo, lo que para el PP es un programa de reinserción laboral en toda regla, para el grupo socialista no va más allá de la simple caridad. "Una cuestión son las políticas activas de creación de empleo, y otra bien distinta es reducir la promoción laboral a una cuestión de caridad y jugar con la dignidad de los trabajadores", afirma el PSPV.