Aznar traslada al PP la "estrategia moderada" impuesta al Gobierno
El presidente del Gobierno, José María Aznar, no variará su "estrategia global" tras el verano aprovechando el talante "flexible" de sus nuevos portavoces, pero sí modificará algunas pautas de estilo. Aznar no ha reclamado ni a la dirección del PP ni a la de su grupo parlamentario que asuman ahora el papel duro y bronco de pararrayos del Ejecutivo que ejercía Miguel Ángel Rodríguez. Al contrario, les ha demandado "profundizar en la política dialogante, moderada y centrista". Aznar sí quiere que "todos, y cada ministro en su parcela, dediquen parte de su tiempo a vender el producto".
A José María Aznar casi se le "abren las tripas" de la risa al leer y escuchar en los últimos días algunas interpretaciones a la reciente destitución de Miguel Ángel Rodríguez como portavoz del Gobierno, según distintos miembros de la cúpula del PP. Al presidente le divierte ese juego de despistar a los periodistas sobre los verdaderos orígenes de sus actuaciones, pero su histórica parquedad de explicaciones desorienta incluso a su entorno político más inmediato. Ese entorno, ante sus silencios, especula entonces sobre intenciones a veces contradictorias.Su equipo político de máxima confianza, mínimo, ofrece de los últimos acontecimientos versiones opuestas. Para un sector del entorno de Aznar en La Moncloa y próximo a Miguel Ángel Rodríguez, el presidente está distanciándose con los nombramientos de Josep Piqué como portavoz y de Pedro Antonio Martín Marín como secretario de Estado para la Comunicación del área de influencia del vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos.
Campaña contra Cascos
Relevantes dirigentes del PP con acceso directo a Aznar en La Moncloa acusan, por otro lado, a ese entorno de Rodríguez, en algunos casos "personas externas al partido", de aprovechar la marcha de éste para fomentar en determinados medios de comunicación una "campaña de acoso contra Cascos". Uno de los más destacados incluye entre los promotores de esa campaña a "representantes de grupos de comunicación que llevan tiempo queriendo cobrarse su parte en el triunfo que llevó al partido al poder".Se ha llegado a decir estos días que Cascos, tras abandonar en los próximos meses el Gobierno, retornaría en dedicación exclusiva a su cargo en la Secretaría General para dotar al partido de una voz propia con mayor peso político que la del actual coordinador, Ángel Acebes, al que se descalifica por su "perfil bajo". Una acusación de "moderación" que se extiende a la dirección del grupo parlamentario, encabezado por Luis de Grandes.
Fuentes de la dirección del PP y del grupo parlamentario con influencia sobre Aznar descartan totalmente esa posibilidad. Apuntan incluso que Cascos, cuando deje el Gobierno, tampoco retornará al partido, pero por su expreso deseo, y remarcan que su estilo suave ni es casual ni se ha producido de manera "descoordinada" con las intenciones del presidente. Aznar no sólo no les ha reclamado a los responsables del PP y del grupo más dureza en el futuro, sino todo lo contrario. Cree que el próximo curso va a ser complicado y les ha demandado más cintura.
"El partido no ha estado hasta ahora en primer plano ni lo estará al final de la legislatura. Por la marcha de Rodríguez no va a cambiar nada, porque el protagonismo lo debe asumir el Gobierno", resaltan en la dirección del PP. Pero sí cambiará algo. Hasta ahora sólo era Rodríguez el responsable de la venta de los éxitos del Gobierno. "Está claro que ese cometido no se puede encomendar sólo a una persona porque todos formamos parte de la misma empresa y debemos vender el producto, aunque cada ministro debe dedicar parte de su tiempo a esa tarea en sus respectivas parcelas", comentan en el PP tras la última charla con Aznar.
La cúpula sólo ha recibido un mensaje claro y directo tras la defenestración de Rodríguez: Aznar se ha reído ante "la falta de rigor" de algunos periodistas por las conclusiones que han sacado. Fuentes de la dirección indican que Aznar se refirió así a los que han leído el relevo de Rodríguez como un triunfo de Jordi Pujol, que habría exigido su cabeza ante la última polémica sobre el catalán.
Por otra parte, Aznar ha restado trascendencia a los datos sobre la intención directa de voto que colocan de nuevo a su partido algo más de un punto por encima del PSOE tras la disolución del denominado efecto Borrell. En el PP interpretan además que esos datos cocinados significan cuatro puntos de distancia en estimación de voto, es decir cuando se elaboran esos resultados ya con proyección electoral.
El sociólogo de Aznar, Pedro Arriola, ha aportado además, en uno de sus recurrentes análisis electorales, una clave que tranquiliza especialmente a los principales dirigentes del PP. En los últimos sondeos publicados por medios de comunicación privados se reproduce una pregunta que considera básica: ¿Quién cree que ganará las próximas elecciones? No a quién votarán. Los consultados, por ejemplo, en el de Demoscopia del domingo pasado en EL PAÍS aseguran en un 54% que vencerá de nuevo el PP al margen de sus convicciones particulares. Arriola les ha convencido de que ese porcentaje es "importantísimo" y un auténtico récord.
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