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Fraga promete más poder a los dos ministros gallegos para atajar la crisis del PP regional

Xosé Hermida

Manuel Fraga tendrá que modificar el reparto de poder acordado hace sólo tres semanas en el congreso extraordinario del PP gallego para atajar la crisis abierta en el partido. El presidente de la Xunta y del PP regional se ha comprometido a otorgar más atribuciones a los dos ministros gallegos del Gobierno, Mariano Rajoy y José Manuel Romay, quienes han expresado su malestar por considerarse marginados. Ambos desairaron ostentosamente a Fraga al no acudir a la romería anual del partido celebrada el pasado sábado en Monte Faro (Lugo).

Las paradojas se amontonan sobre la mesa de Fraga. De un congreso en el que no hubo ni un sólo voto en contra, ni tampoco ninguna abstención, entre 4.400 compromisarios asistentes, ha salido la más grave crisis del PP gallego en la última década. Y el conflicto, finalmente, puede abocar a una revisión del reparto de funciones acordado con tan asombrosa unanimidad en la asamblea del pasado 19 de junio.Fue el propio ministro de Sanidad y presidente del PP coruñés, José Manuel Romay, quien reveló ayer los términos del acuerdo que alcanzó con Fraga durante una cena que ambos mantuvieron el pasado viernes en A Coruña. Romay acudió a la cita con el respaldo de la inmensa mayoría de alcaldes de la provincia, molestos por su exclusión del comité electoral, el órgano que decide las listas. Según explicó el ministro, Fraga le ha dado libertad para decidir las candidaturas a las próximas elecciones municipales en A Coruña, sin injerencias de su adversario Xosé Cuiña, secretario general del PP gallego y triunfador del congreso.

El presidente de la Xunta también ha ofrecido garantías, según Romay, de que él mismo y su compañero de gabinete, el titular de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, recibirán mayores responsabilidades en la ejecutiva regional. El congreso los había relegado a simples vocales tras otorgar los puestos clave a hombres del aparato de Cuiña.

Nueva entrevista

Romay adelantó que volverá a entrevistarse con Fraga en los próximos días para concretar el acuerdo. Si toma cuerpo la solución apuntada el conflicto se aplacaría, aunque no lo bastante para interrumpir la pugna solapada entre los dos grupos que se disputan el control de la futura sucesión de Fraga: el de Romay y Rajoy, respaldados por la dirección nacional, y el de Cuiña, quien junto a los barones de Lugo, Francisco Cacharro, y Ourense, José Luis Baltar, defiende celosamente la soberanía del PP gallego, al que presenta casi como un partido nacionalista.Romay reunió ayer en Santiago a sus fieles, alcaldes y otros cargos públicos que en los últimos días habían firmado un manifiesto en el que amenazaban con ignorar las resoluciones del congreso. Las promesas obtenidas por el ministro apaciguaron a los asistentes, entre ellos los cuatro consejeros coruñeses de la Xunta, que hacen encaje de bolillos para no decantarse en exceso y evitar así que la crisis del partido se traslade al Gobierno autónomo. Romay explicó, según uno de los asistentes a la reunión, que no acudió a Monte Faro para que quedara patente su malestar, aunque luego ante los periodistas se empeñase en sostener: "aquí no hay ninguna crisis".

Para demostrar su fuerza, los seguidores de Romay promovieron la candidatura a la alcaldía de A Coruña del actual consejero de Industria de la Xunta, Antonio Couceiro. Esa decisión augura nuevos enfrentamientos, ya que es un desafío a las aspiraciones del presidente de la Diputación coruñesa, Augusto César Lendoiro, quien se ha acercado a Cuiña por enemistad con Romay.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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