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Presión corporativa

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno de José María Aznar, ante los límites retributivos de la carrera funcionarial, ha decidido compensar a los sectores de la élite que poseen determinada influencia funcional o corporativa y pueden ejercer presión.Así, expertos en la Administración prevén futuras subidas salariales a colectivos significativos, como los relativos a los secretarios de la Administración de Justicia y los inspectores de Trabajo, así como que se atiendan algunas reclamaciones permanentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Todo ello, sin ninguna explicación oficial.

Esto obedece a la encrucijada en la que se encontró el PP al llegar a La Moncloa tras las elecciones de 1996. Pronto comprendió que los sueldos de la élite de la Administración estaban muy por debajo de los de sus homólogos en la empresa privada.

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En 1997 no pudo realizar movimientos salariales al imponer una congelación para reducir el déficit y cumplir los requisitos de convergencia con Maastricht.

Pero, ya en 1998, una vez que España ha entrado en el euro y con una subida del 2,1% para toda la Función Pública, ha optado por aproximar los sueldos de la élite a los del sector privado, sobre todo en los cuerpos con mayor capacidad de presión.

El temor a una reacción del conjunto de la Función Pública ha empujado al Ejecutivo a tomar estas decisiones sin transparencia.

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