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UN AÑO DEL 'ESPÍRITU DE ERMUA'

Ermua reclama la movilización ciudadana para que ETA no consiga "inocular el miedo"

El fatídico 12 de julio de 1997, el día en el que ETA cumplió su amenaza de asesinar a Miguel Ángel Blanco, concejal del PP, fue recordado ayer por miles de personas que se manifestaron en silencio en Ermua (Vizcaya) acompañando a su familia en un emocionado homenaje ante su tumba. El espíritu de Ermua volvió a pedir que no se abandone la movilización ciudadana en favor de la paz y a exigir a los partidos que recuperen la unidad contra el terrorismo. El alcalde, Carlos Totorica, advirtió del peligro de que la violencia llegue a "inocular el miedo", que "humilla y hace perder la dignidad".

Ante el nicho en el que reposan sus restos mortales, la madre de Miguel Ángel Blanco, Consuelo Garrido, dejó cuatro rosas de color rosa y un beso. Tras ella, su marido, Miguel Blanco, lloraba abatido. Los familiares llegados de Galicia, los concejales de Ermua y los amigos que presenciaron la escena desde primera fila apenas podían contener la emoción después de una mañana de actos que rememoraron las amargas horas vividas hace un año.Así finalizó la manifestación multitudinaria que ayer recorrió los tres kilómetros entre el centro de Ermua y el cementerio. Antes, Carlos Totorica, el alcalde, y Mari Mar, la hermana del edil asesinado, habían depositado en nombre de la corporación un gran ramo de flores en la tumba en medio de fuertes aplausos.

Allí estaban, en un segundo plano, los políticos de todo el abanico parlamentario. Los ministros del Interior, Jaime Mayor Oreja, y de Trabajo, Javier Arenas, y los presidentes del Senado y el Congreso, Juan Ignacio Barrero y Federico Trillo, estuvieron acompañados por la plana mayor de los cargos públicos del PP en el País Vasco, desde su presidente, Carlos Iturgaiz, a parlamentarios y representantes en Juntas Generales (parlamentos provinciales vascos) y militantes. El vicelehendakari, Juan José Ibarretxe; el consejero del Interior, Juan María Atutxa, y el de Educación, Inaxio Oliveri, representaron al Gobierno vasco. Junto a ellos, el presidente de la Cámara de Vitoria, el peneuvista Joseba Leizaola. El PNV envió al secretario de su Ejecutiva, Ricardo Ansotegi, y los socialistas vascos, al presidente y al secretario general, José María Benegas y Nicolás Redondo Terreros.

Tras una pancarta en la que se leía Bakea behar dugu (Necesitamos la paz) desfilaron miles de personas en un silencio roto sólo por los aplausos, igual que pasó en las manifestaciones del año pasado. Benigno Madueño, un emigrante de 71 años, era uno de los anónimos manifestantes, muchos de ellos llegados en autobuses. "Nunca me había preocupado la política", reconoció.

Pero desde que secuestraron a Miguel Ángel no hace más que exigir a los políticos "que se muevan para acabar con la violencia". Benigno se enorgulleció de decir su nombre; otros vecinos de Ermua van a las movilizaciones, pero prefieren pasar inadvertidos. "La libertad está para esto, ¿no?; para poder hablar", decía.

"El miedo se vence la primera vez que se sale a la calle", había manifestado el alcalde de Ermua en el acto de entrega del Premio a la Convivencia de la Fundación Miguel Ángel Blanco a diez televisiones, públicas y privadas. El minuto de silencio que conjuntamente guardaron las cadenas en el límite del ultimátum de ETA les hizo merecedoras del galardón. Mari Mar, la presidenta de la fundación, hizo entrega a sus representantes de una medalla con una paloma grabada.

Totorica recordó el mensaje de unidad y movilización ciudadana que representó el espíritu de Ermua, ayer tan reclamado, y advirtió sobre el peligro de que la violencia llegue a "inocular el miedo", que "humilla y hace perder la dignidad" a las personas. "Nos quitaron una vida, pero no nos quitarán la dignidad", dijo el regidor.

Con todas las familias

El pleno del Ayuntamiento tuvo que ser trasladado ayer al quiosco de la plaza para que todos los vecinos pudieran ser testigos de la aprobación del acuerdo suscrito por los partidos, todos menos Herri Batasuna. En él los corporativos reconocen al pueblo de Ermua "su ejemplar comportamiento" en la defensa de la paz y hacen pública su solidaridad "con las familias de todas las víctimas de la barbarie causada por quienes tratan de coaccionar a la mayoría".La corporación no olvidó mostrar su apoyo "a todas las personas acosadas por los violentos por su entrega y coraje en la defensa de los valores democráticos y la convivencia en paz".

Los compañeros de Blanco en el Ayuntamiento no quisieron limitar su mensaje de movilización a un día de triste recuerdo. "Sería tratar de poner un límite temporal a una causa mucho más amplia y necesaria, que debe ser ganada día a día por cada uno de nosotros", afirmaron en el acuerdo municipal.

Al término de la manifestación, los coches oficiales recogieron a los políticos a las puertas del cementerio entre aplausos de los asistentes. Mezclados entre sus vecinos, bajaron hacia el pueblo los padres de Miguel Ángel y su hermana, como una familia más, recibiendo continuas muestras de afecto. "Ellos han preferido que sea así. No han querido que los llevaran en los coches", explicó un familiar.

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