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FRANCIA 98

Secretismo multitudinario

Santiago Segurola

Un día antes de la final de la Copa del Mundo, Brasil ha decidido esconderse. Cómo si eso fuera posible. Zagalo, a quien se advierten unos tics faciales que no tenía al principio del torneo, ha ordenado un entrenamiento a puerta cerrada en el campo cercano al lugar de residencia del equipo. No se sabe si lo ha hecho por cábala, por el deseo de preservar alguna intimidad a sus jugadores o por alguna misteriosa razón que se escapa a los aficionados y periodistas. En cualquier caso, la posibilidad del secretismo en la selección brasileña es mínima.Ningún equipo es más escrutado que Brasil. La avalancha de periodistas en cada uno de sus entrenamientos es delirante. Las cadenas de televisión transmiten en directo las prácticas, las cadenas de radio las narran como si se trataran de partidos reales, los reporteros acuden a los futbolistas como si fueran a la guerra. Todo el mundo quiere una declaración de los jugadores brasileños y cada vez resulta más difícil sobrevivir a la gresca que se monta. Lo más normal es quedarse a 30 metros del objetivo, de cualquiera de las múltiples estrellas de la selección canarinha.

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Como la marea ha crecido en las últimas jornadas, Zagalo ha decidido marcar una jornada de puertas cerradas. Será difícil que lo consiga. La búsqueda de una imagen o una palabra de Ronaldo vale más que todas las prohibiciones.

Mientras tanto, quienes conocen al seleccionador brasileño aseguran que se encuentra en estado de máxima tensión. Sometido a una crítica implacable en su país, la disconformidad con el técnico se ha trasladado a los estadios franceses. Su nombre es silbado siempre que se anuncia por la megafonía antes de cada partido. Otro nombre, el de Denilson, es coreado por la torcida a modo de reproche para el entrenador, que no concede. Denilson no será titular, como ha ocurrido a lo largo del campeonato, y lo más probable es que entre en el partido a partir del minuto 70, en sustitución de Bebeto.

Ronaldo no entrenó ayer. Se ejercitó ligeramente, dolorido en una de sus rodillas tras una entrada de Cocu en la semifinal contra Holanda. Su estado físico es deficiente. Demasiadas entradas, demasiadas fricciones, demasiada responsabilidad. Pero a pesar de todo, Ronaldo jugará: se trata de la final de la Copa del Mundo, de la posibilidad del pentacampeonato y de erigirse como el monarca indiscutible del fútbol con dos títulos de campeón del mundo, aunque en Estados Unidos no jugó un minuto, a los 21 años.

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