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Amor con casco

Los sevillanos son los ciudadanos españoles más aficionados a ir en moto, pero los que menos utilizan el casco. Sólo un 31% de los capitalinos andaluces considera necesario encajárselo en la cabeza. Los otros dos tercios lo ven como un caluroso engorro que resta belleza a la estética urbana de la moto. Este criterio prima sobre las razones de seguridad. El 31% de sensatos, en cambio, no se lo quita ni para amarse. La visera bien levantada y la postura bien tomada bastan para besarse sobre la moto, incluso sin manos. Es el amor seguro. Con casco.

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