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Induráin ya es pamplonés

También en San Fermín hay que coger el ritmo poco a poco. Lo dijo ayer Miguel Induráin, nuevo vecino de Pamplona, a quien se entregó el mayor honor sanferminero, el Gallico de Oro de la sociedad gastronómica Napardi; el galardón y la mandarra que le acredita como nuevo socio de honor. Induráin ha vivido por vez primera en 16 años unos Sanfermines festivos, sin carreras y sin tener que cosechar los campos de su padre en Villava. Ayer lo contó, rodeado del descubridor de la vacuna contra la malaria, el científico colombiano Manuel Patarroyo, aún temblando "con las piernas de gelatina" tras haber corrido el día anterior el encierro; del primer Gallico de Oro de la historia, el actor Alfredo Landa; del cocinero de la selección española de fútbol, Javier Arbizu; del presidente navarro Miguel Sanz y del alcalde de la ciudad, Javier Chourraut, entre otros. Pero Miguel manda allá donde está. Napardi cambió el día de la entrega del Gallico por él. Hoy "si Barajas está bien", el pentacampeón del Tour volará hacia Dublín para asistir al inicio de la Grand Boucle. Pero ahora, año y medio después de su jubilación, Miguel no le hace ascos a unos menudicos, zampa magras con tomate y bebe del mejor tinto navarro entre jotas que llevan su nombre de estribillo. Ha visto el txupinazo, ha estado en los toros, ha disfrutado de cenas con los amigos, ha ido con Marisa y Miguelín a las barracas y ha visto de cerca al santo. Al otro santo, San Fermín, porque él ya es San Miguel, el santo civil de la ciudad que le hizo Hijo Predilecto en 1996 y de la que ya es representante universal tras poder recibir el Gallico, otorgado sólo a personas nacidas o afincadas en Pamplona. Induráin, nacido y criado en Villava, vivió en la localidad de Olatz su etapa triunfante, pero hace escasas fechas cambió un indiscreto chalé adosado por un dúplex con ático en una de las zonas más caras de Pamplona, donde reside atendiendo sus compromisos empresariales y sociales. Jesús María Astráin, presidente de Napardi, glosaba ayer sus gestas. Silverio, el camarero de la sociedad, servía almuerzos y vino con generosidad. Induráin apostaba por Ullrich como ganador del Tour. "De los Sanfermines casi ni me acordaba", reconocía el ciclista que nunca corrió un encierro porque "los toros me siguen impresionando incluso desde un balcón". Quienes quedaron más que impresionados fueron los siete espectadores heridos en la noche del siete de julio cuando presenciaban el espectáculo piromusical de la pirotecnia valenciana Caballer. Debido a la persistente llovizna de las horas previas, las carcasas de cartón que recubren los cohetes se estropearon y un grupo de éstos salió horizontalmente hacia una zona donde cientos de personas presenciaban los fuegos. De los siete trasladados a centros hospitalarios cuatro seguían ayer ingresados.

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