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El descenso de los tipos de interés ha elevado en 777.800 millones la renta de familias y empresas

El descenso de los tipos de interés el pasado año ha elevado en un punto de PIB (777.800 millones de pesetas) la renta disponible de familias y empresas no financieras, según cálculos del Banco de España. El reparto, sin embargo, ha sido desigual. Las familias son sobre todo acreedoras, por lo que el descenso del precio del dinero les ha provocado una caída en su renta de 0,8 puntos de PIB. Pese a ello, la renta familiar creció un 2,1%, gracias al aumento del empleo, y la tasa de ahorro bajó al 10,9%. Las empresas son deudoras, por lo que su beneficio ha sido de 1,8 puntos.

El descenso de tipos de interés tiene un efecto expansivo sobre la economía, aunque desigual. Depende de si a uno le deben dinero o al revés. Cuanto más créditos se tengan, mayor es el beneficio. Cuanto más dinero se haya destinado a comprar deuda pública o esté depositado en los bancos, la ganancia es menor. Es lo que ha ocurrido el pasado año con especial intensidad porque también ha sido más acusado el descenso de tipos. El tipo de intervención del Banco de España -el precio oficial del dinero- pasó del 6,25% a finales de 1996 al 4,75% al acabar 1997. Los tipos de interés reales en los distintos mercados han bajado entre dos y cuatro puntos, dependiendo de los plazos.Con el dinero más barato, la renta conjunta de familias y empresas no financieras aumentó en un punto del producto interior bruto ( PIB) el pasado año (777.800 millones de pesetas), frente a los 0,4 puntos del año anterior, según el Banco de España. Su previsión para 1998 es un nuevo incremento de 1,3 puntos.

Las familias, sin embargo, son globalmente acreedoras, por lo que la bajada de tipos les provoca un descenso en la remuneración de sus ahorros. Éste no compensa las ventajas derivadas de que se reduzcan los tipos de interés que pagan por sus créditos.

En conjunto, la renta disponible familiar sufrió por este concepto un recorte de 0,8 puntos de PIB (622.000 millones de pesetas) el pasado año. Para 1998, el Banco de España estima una nueva reducción (0,6 puntos), aunque inferior.

Las empresas no financieras son, por el contrario, esencialmente deudoras; es decir, tienen más créditos pendientes que activos remunerados. Por ello, consiguieron el pasado año aumentar su renta disponible en 1,8 puntos del producto interior bruto (1,4 billones de pesetas), y el Banco de España espera que esta ganancia aumente a 1,9 puntos en 1998.

El resultado es diferente si se analiza en cuánto se ha revalorizado la riqueza financiera derivada de acciones bursátiles, fondos de inversión y otros activos negociables. Para el conjunto de empresas y familias supuso 6,1 puntos de PIB el pasado año, frente a los 5,1 puntos de 1996 y con una previsión de descenso al 4% en 1998.

En este caso, la distribución ha sido favorable a las familias, que acumularon el pasado año un 5,2% del PIB, frente al 0,9% de las empresas no financieras. Las familias han movilizado su ahorro el pasado año y lo han destinado, sobre todo, a invertir en acciones y en fondos de inversión. En las empresas, estos movimientos no han sido significativos.

Además de la rentabilidad que consiguen por sus ahorros, las familias obtienen rentas de los salarios y de sus actividades empresariales. Según el Banco de España, la renta familiar disponible aumentó el pasado año un 2,1% en términos reales, seis décimas más que el año anterior (1,5%) y la mitad respecto de 1995 (4%).

La ligera recuperación de la renta familiar disponible responde casi en exclusiva a los salarios. Las restantes fuentes de ingresos (rentabilidad del ahorro y empresas familiares) tuvieron una contribución ligeramente negativa. Esto fue, sin embargo, más que compensado por el aumento de la riqueza financiera.

Dentro de los salarios, la explicación está sobre todo en el aumento del empleo. Lo que las familias obtuvieron de las Administraciones públicas en forma de prestaciones sociales (pensiones y desempleo) se compensó con los impuestos pagados. Su efecto en la renta familiar fue, por tanto, nulo.

La ganancia de renta familiar disponible se tradujo en un aumento del consumo del 3,1% en términos reales, frente al 1,9% del año anterior. La tasa de ahorro disminuyó hasta situarse en el 10,9% de la renta disponible, frente al 12,1% de 1996, lo que indica una mejora en la confianza de las familias sobre sus ingresos futuros.

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