Precaución máxima en los astilleros
La comparecencia ante el juez de Velázquez también sirvió para poner de relieve que el trágico accidente del Proof Spirit no ha caído en saco roto: la empresa ha articulado nuevos sistemas de trabajo encaminados a extremar las medidas de seguridad en la rutina diaria de la compañía. En principio, el comité de seguridad e higiene en el trabajo ha incrementado tanto la periodicidad de sus reuniones (ahora hasta de tres o cuatro veces por mes) como su operatividad. Los miembros del comité, representantes de la empresa y los trabajadores toman con cierta frecuencia decisiones encaminadas a minimizar el riesgo de accidentes. Algunas de estas medidas podrían haber evitado el siniestro ocurrido hoy hace un año: la carga de combustible en los barcos, momento en el que se desató la tragedia, se realiza desde hace meses a la finalización de la jornada laboral e, indefectiblemente, con la sala de máquinas del buque completamente vacía. Además, se abren salidas en los dos extremos de los buques -cesáreas, en el argot del astillero- por los que los trabajadores puedan abandonar el barco en situaciones de emergencia.
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