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El Parlamento rechaza por segunda vez en menos de un mes la semana laboral de 35 horas

A la segunda tampoco fue la vencida. El pleno del Parlamento vasco volvió a rechazar ayer por segunda vez la reducción por ley de la jornada semanal a 35 horas. Hace menos de un mes había ocurrido lo mismo. El Partido Nacionalista Vasco y el Partido Popular juntaron sus votos de nuevo para desestimar una propuesta de IU y UA, que contó con el apoyo del PSE-EE y de EA, en la que el Parlamento instaba al Gobierno vasco a elaborar un proyecto de ley en los próximos cuatro años reduciendo progresivamente la jornada de trabajo hasta llegar a las 35 horas.

El Parlamento vasco cerró su periodo de sesiones de esta legislatura igual que lo comenzó en 1995, cuando el lehendakari, José Antonio Ardanza, dijo en su discurso de investidura que la tarea más importante del Gobierno iba a ser la promoción de políticas de creación de empleo. Sin embargo, las propuestas de resolución aprobadas por la Cámara en el debate monográfico sobre el empleo que celebró ayer van a resultar de difícil aplicación: el Ejecutivo acaba de romperse y a los dos partidos que se han quedado al mando, PNV y EA, les quedan pocos meses para poder ejecutarlas. El consejero de Trabajo, Francisco Egea, acudió al debate con la intención de que la reducción de jornada no monopolizara toda la atención y de alguna manera ensombreciera el resto de los logros. No lo consiguió. Incluso su propio partido, el PSE, le tomó la delantera y planteó una política más ofensiva en este asunto. Mientras el consejero abogó por la reducción de jornada pactada en convenio, con incentivos fiscales para las empresas que lo lleven a efecto, la portavoz socialista, María Teresa Fernández Rodríguez Barahona, dijo que "hay que ir más allá". Así, los socialistas apoyaron la propuesta de UA e IU que reclamaba al Gobierno un texto legal que ampare la reducción de jornada. El mismo texto que el pasado 5 de junio no prosperó por el alineamiento del PNV y PP. El portavoz nacionalista, Joseba Aurrekoetxea, replicó que "no tiene sentido" aplicar por ley esta alternativa porque "cada empresa es un mundo completamente diferente". Por su parte, para el parlamentario del PP, Fernando Maura, la semana de 35 horas no es "ninguna panacea" y, además, el crecimiento económico es el único sistema probado para crear empleo. En su intervención ante el pleno, el consejero de Trabajo realizó en primer lugar un diagnóstico de la situación: en abril se alcanzó el máximo histórico de ocupación, con 772.000 personas; la tasa de paso se sitúa en el 18,2%, la más baja desde 1992 y durante el primer trimestre del año la economía vasca creció a un ritmo del 5,6%. Aunque este crecimiento tiene su reflejo en el buen comportamiento del empleo, Egea reconoció: "Nuestra tasa de paro es altísima, ocho o nueve puntos más que la media europea". Además, existe un alto grado de temporalidad y de precariedad en el empleo creado: de los 500.000 contratos de trabajo que se registraron en Euskadi en 1997, sólo el 2,7% fueron indefinidos a tiempo completo. Los jóvenes son los que más sufren los efectos del desempleo porque sólo trabaja una de cada cuatro personas entre 16 y 24 años que ha manifestado su deseo de hacerlo. Con este panorama, el consejero ofreció sus recetas para atemperar el nivel de desempleo. Además de la reducción de la jornada, habló de los contratos de sustitución, el abaratamiento de cargas sociales de los trabajadores menos cualificados, la participación del trabajador en la gestión y los beneficios de la empresa y la implicación de las cajas de ahorro en la financiación de políticas de autoempleo. Al final, estas iniciativas se convirtieron en propuestas de resolución y fueron aprobadas por el Parlamento. La oposición se mostró muy crítica con la gestión del Gobierno en materia de empleo. IU reclamó al consejero más audacia para poner en práctica la reducción de jornada; UA pidió más intervención del Estado; el PP cuestionó la política sobre formación profesional y Herri Batasuna dijo que las buenas intenciones de Egea no van más allá de la teoría.

El apoyo del consejero a una jornada más corta no satisface a los sindicatos y recibe la crítica de la patronal

El apoyo explícito del consejero Francisco Egea a la reducción de jornada no dejó indiferentes ni a los sindicatos ni a la patronal. Sin embargo, las críticas que le llovieron desde los dos flancos tienen un origen muy diferente. Mientras los sindicatos le reprocharon su tibieza a la hora de defender la jornada de 35 horas, Confebask reiteró que esa alternativa resta competitividad a las empresas y es un claro obstáculo para la generación de empleo. Así, el secretario general de la patronal vasca, José Guillermo Zubia, puntualizó que en Euskadi la media actual es de 38 horas semanales y es fruto de una negociación colectiva, no de una imposición por ley. Zubia subrayó que la reducción "nunca debe constituirse en un fin en si mismo y afrontarse por ley, sino por la negociación entre los diferentes sectores". El dirigente de la patronal echó de menos en el debate político y en la intervención del consejero propuestas relacionadas con la creación de nuevas empresas y con la implantación de incentivos para la actividad empresarial. Para el portavoz de ELA, Mikel Noval, la reducción de jornada está directamente relacionada con la creación de empleo. Bajo esta premisa, Noval se quejó de que el consejero Egea "se haya olvidado" de una defensa de la implantación por ley de la semana de 35 horas. El representante de LAB, José Luis Rezabal, también lamentó que el titular de Trabajo no hubiera "hincado el diente" a este tema. "Egea remite la cuestión", señaló, "a la negociación colectiva y no alude a la posición inmovilista que mantiene la patronal". En esta línea de críticas, Rezabal tachó de "negligente" la política desarrollada por el departamento para eliminar las horas extraordinarias. UGT diversificó las críticas a Egea. El secretario de Acción Sindical de esta central, Javier Bermejo, calificó al Gobierno vasco como un "turista" en el empleo, ya que se inhibe y no plantea "ninguna alternativa a las propuestas de empleo del Gobierno central". Insistió en la importancia de "penalizar" la utilización sistemática de las horas extras y abogó por que el Ejecutivo vasco oriente sus cuentas hacia la creación de empleo, planteando inversiones públicas. El dirigente de Comisiones Obreras José Luis Ruiz consideró que el departamento no ha sido capaz de impulsar el diálogo social y le reprochó ser un "instrumento de apoyo a los sindicatos nacionalistas". Según Ruiz, "los presupuestos del Gobierno han estado de espaldas al empleo, como lo pone de manifiesto el descenso de las inversiones".

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