Estrada asume la presidencia de Filipinas con un mensaje populista
Convertido ya en el decimotercer presidente de Filipinas, tras barrer en las elecciones del 11 de mayo, Joseph Estrada hizo ayer en su discurso de investidura un alarde del populismo que ha marcado su campaña electoral y, en definitiva, toda su carrera. "Por fin", clamó, "el líder de nuestras masas es alguien que ha salido de ellas. Un amigo y un hermano. Alguien que sabe lo que significa ser parte del pueblo".Ex actor, ídolo de multitudes, afamado bebedor, mujeriego y jugador, Estrada, de 61 años, juró su cargo en la iglesia de Barasoain (Malolos, al norte de Manila), allí donde lo hiciera, cien años atrás, el primer presidente de la República de Filipinas, Emilio Aguinaldo.
"Para los menos favorecidos y los pobres, esta es mi promesa: seréis los primeros en beneficiaros de los frutos de la economía y del Gobierno", dijo Estrada ante más de un millón de seguidores que se concentraron en La Luneta, un parque frente a la bahía de Manila. Al hablar del crimen, el nuevo presidente declaró: "Los peores criminales de la sociedad no son los rateros en harapos, sino los saboteadores de la economía vestidos de chaqueta y corbata".
Horas antes, durante su primera reunión de Gabinete en el palacio de Malacañang, el presidente leyó al Gobierno un "código de conducta" en el que queda muy claro que "la corrupción, el abuso de poder y el nepotismo, especialmente de mis familiares y amigos, no serán tolerados".
Joseph Estrada sucede en la presidencia del Gobierno filipino a Fidel Ramos, en la segunda transferencia de poder pacífica en el país desde la caída del dictador Ferdinand Marcos, tras la revolución popular de 1986.
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