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Reportaje:

El Kursaal de Moneo y Berasategi

Los cubos llevan la firma de Rafael Moneo, pero los platos tendrán la rúbrica de Martín Berasategi. El audaz cocinero donostiarra obtuvo ayer la adjudicación para explotar los servicios de restaurante, cafetería y catering del palacio de Congresos del Kursaal. La minuciosa oferta económica que presentó no ha tenido rivales, ni siquiera en restauradores de primera como Juan María Arzak y Pedro Subijana, quienes finalmente optaron por retirar su propuesta conjunta. Un tercero en discordia, los hermanos Berloso, avalados por empresarios de fuera del País Vasco, no han tenido opción alguna en el concurso convocado por la sociedad del Kursaal. El Consejo de Administración acordó ayer que los manjares del Kursaal los sirva el equipo de Berasategi, como ya lo hace en el Museo Guggenheim Bilbao con un notable éxito de comensales. La retirada de Arzak y Subijana se produjo después de que trascendiera que su propuesta era netamente inferior, sobre todo en lo económico: no asumía ninguna inversión, ni el coste del suministro de agua, gas y luz, y limitaba su aportación al Kursaal al 10% de la facturación de los servicios. Por el contrario, Berasategi ofreció costear los gastos de mantenimiento y asumir la parte de inversión en equipamiento de las cocinas y del mobiliario que supere los 60 millones de pesetas. Y, además del porcentaje de facturación, comprometió un canon mínimo de 15 millones de pesetas al año. Un dilema sin desaires El proceso de decisión del Consejo de Administración no ha estado exento de algunas discrepancias, puesto que existía un cierto temor a colocar en una posición un tanto desairada a Arzak, el rey indiscutido de los fogones. La retirada del concurso ha resuelto el dilema de una forma más o menos discreta. Quienes han defendido, una vez abiertas las plicas, la jugosa oferta de Berasategi exponen un argumento a priori irrefutable: "Martín será, si no lo es ya, el mejor cocinero". Y su capacidad para la innovación y el dinamismo empresarial -que exhibe desde hace seis años, cuando dio el salto del Bodegón Alejandro, en la Parte Vieja donostiarra, al restaurante que abrió en Lasarte-Oria-, concuerdan con la filosofía del Kursaal. El palacio de Congresos y el Auditorio representan para el gobierno local donostiarra la apuesta por la revitalización de la ciudad como ciudad cultural y terciaria. La firma de Berasategi garantiza que el restaurante y el catering ofrecerán "un servicio competitivo, de alta calidad, y con precios asequibles", según hizo constar en su oferta. El restaurante se ubicará en el primer piso del módulo anexo al cubo grande, mientras que la cafetería irá en la planta baja. El restaurador donostiarra ha creado en los últimos años un auténtico emporio gastronómico. Además de los establecimientos que regenta en Lasarte-Oria y la Parte Vieja, recientemente inauguró el Mugaritz, entre Astigarraga y Rentería.

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