Una abstención del 69% hace fracasar el referéndum sobre el aborto en Portugal
El no gana por un estrecho margen pero la consulta no será vinculante para la Asamblea
Los portugueses se fueron a la playa el día del primer referéndum de su historia democrática. La ausencia de campañas institucionales por parte de los dos principales partidos (socialistas y socialdemócratas) fue castigada con una masiva indiferencia que deja al Gobierno y al primer partido de la oposición al borde del ridículo. Según los datos oficiales, sólo votó un 31% de las 8,5 millones de personas censadas, lo que convierte la consulta en no vinculante para la Asamblea, al no superar la participación el 50%. En contra de todos los sondeos, el no venció al sí: el 51,9% de los votantes se opuso a la despenalización del aborto en las diez primeras semanas del embarazo y un 48,1% votó a favor.
El Gobierno socialista y el Parlamento deberán decidir qué hacen con la ley aprobada inicialmente y que ayer se refrendaba. El citado proyecto autoriza la despenalización del aborto en las diez primeras semanas del embarazo, amplía hasta las 16 semanas el supuesto del riesgo psíquico y físico para la madre, y mantiene los supuestos de violación (12 semanas) y malformación del feto (24 semanas).El fracaso del referéndum empantana aún más un insólito y paradójico proceso que llevó al primer ministro Antonio Guterres, católico practicante, a convocar la citada consulta una semana después de que el Parlamento aprobara, en una primera fase, la citada despenalización, a iniciativa de las Juventudes Socialistas y con el apoyo de la gran mayoría del partido.
A la vista de su oposición al aborto e invocando la libertad de conciencia, el Partido Socialista no organizó una campaña institucional a favor del proyecto que había promovido y defendido en el Parlamento.
La ausencia de campañas de los dos principales partidos del país provocó durísimas críticas por parte de los comunistas. Su secretario general, Carlos Carvalhas, calificó de escandaloso que los dos principales partidos hayan abdicado de asumir de forma clara y transparente sus responsabilidades frente a los ciudadanos. En su opinión, el absurdo no tiene límites cuando los grandes partidos votan a favor o en contra de una ley en el Parlamento, pero no tienen posición en el referéndum que va a decidir lo que antes defendieron.
El líder histórico de los comunistas portugueses, Alvaro Cunhal, afirmó ayer que el referéndum era completamente anticonstitucional, dado que la Asamblea de la República ya ha aprobado la despenalización.
El ex primer ministro conservador Aníbal Cavaco Silva se mostró seriamente preocupado por la altísima abstención y afirmó que no existía ninguna necesidad de convocar esta consulta.
Sorpresa de Guterres
Por su parte, el primer ministro, Antonio Guterres, admitió estar seriamente sorprendido y preocupado por la escasa participación, aunque no reconoció ninguna responsabilidad en el caso, que, a su juicio, es una cuestión ciudadana que afecta a la libertad de cada conciencia.El portavoz del Partido Social Demócrata (PSD), António Capucho, explicó que la insuficiente participación ciudadana no debe otorgar al referéndum ningún efecto vinculante ni indicativo y, a su juicio, la Asamblea de la República debería paralizar el proyecto de ley. "Los portugueses evitaron pronunciarse, y sería una aberración seguir adelante con ese proceso".
A última hora de la tarde, el presidente del PSD, Marcelo Rebelo de Sousa, explicó que el referéndum no es válido, por lo que ordenará a su grupo parlamentario que se oponga a cualquier iniciativa tendente a la promulgación de la ley. A su juicio, la Asamblea de la República dio la palabra a los portugueses para que decidieran sobre el asunto: "Como en Portugal sólo existen las consultas válidas o no válidas, y ésta no lo es, entiendo que debe paralizarse el proyecto aprobado por el Parlamento".
El máximo dirigente del Partido Popular, Paulo Portas, reconoció que los portugueses han desautorizado a los políticos al responder con esa masiva abstención. A su juicio, los portugueses han indicado que sus problemas reales no tiene nada que ver con la agenda política y han desautorizado a los partidos en este asunto; no obstante, el Estado también es cómplice en esta abstención al proponer una pregunta capciosa y retorcida.
La diputada socialista Helena Roseta reconoció que ninguno de los sondeos realizados sobre el aborto ofrecía datos que indicaran una abstención masiva.
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