Ghersa es la única empresa privada andaluza dedicada al I+D Inventar otras pólvoras
EMPRESAS» GhersaPedro Grimaldi decidió hace 15 años que había que acabar con la sentencia que rezaba: "Que investiguen ellos". El presidente de Ghersa puso empeño, imaginación y manos a la obra. El trabajo de investigación es ingrato, sin duda. Pero la primera comprobación científica surgida de este laboratorio inteligente gaditano lo era más: "Para las empresas la investigación es un gasto, no una inversión". Lo dice su hijo, Ignacio Grimaldi, consejero delegado de la firma. A partir de la falta de cultura de las empresas andaluzas en el campo de la Investigación más Desarrollo (I +D), los Grimaldi, junto a un grupo de ingenieros, físicos y matemáticos, se las han ingeniado para convencer a importantes empresas de que con su aportación pueden abaratar costes y mejorar el servicio. Ghersa es, por tanto, una rara avis en el panorama empresarial español, donde la investigación se ciñe a los departamentos de algunas grandes empresas públicas y a la universidad. Una compañía privada dedicada a la I + D no entra en los esquemas. Hoy con 15 años de trabajo a las espaldas, Ghersa trabaja para Sevillana, Renfe, Siemens, Astilleros Españoles, Santa Bárbara o Red Eléctrica de España. "Comprueban que con un trabajo de calidad y bien desarrollado es posible aumentar la competitividad respecto a sus competidores, porque el problema es que en España se copia mucho", sentencia Ignacio Grimaldi. Para algunas potentes empresas nacionales las siglas I + D sólo suponen una vitola que viste mucho, un escaparate. Ghersa es lo contrario: un modesto proyecto que, desde Cádiz, ha desarrollado sistemas electrónicos a pleno rendimiento en importantes compañías y que se encuentran en proceso de comercialización en los mercados internacionales más pujantes. Si Renfe precisa mejorar sus sistemas de detección de pérdidas en la red eléctrica que suministra la energía a los trenes, Ghersa le pone nombre a la solución: Nefer, un sistema que, a través de cámaras termográficas (visión por calor), permite a los operarios establecer los puntos exactos del tendido donde hay problemas y donde la expedición de electricidad al convoy no es uniforme. Las cámaras también se preparan para que se instalen en el techo de los trenes y hagan una lectura de la red a velocidad de crucero. Ya puestos, Ghersa avanza y pone sobre la mesa otro sistema similar para comprobar el estado de los raíles: una auscultación de la vía a través de ondas electromagnéticas. El mejor cliente de Ghersa es Sevillana de electricidad, la primera compañía andaluza. Para ella han desarrollado un sistema con el nombre de Slace, que ha convertido a la red de baja tensión (la que llega hasta el transformador situado en cada manzana de las ciudades) en el vehículo adecuado para transportar algo más que voltios. Dotando de inteligencia al transformador final de la red, el cable comunica información cifrada a la compañía. Como resultado, la empresa puede controlar cómodamente la calidad del servicio, los cortes del fluido y, en especial, los fraudes. La compañía eléctrica fue la destinataria de otro trabajo bautizado como Microfase, que permitió conocer el estado de la onda de tensión de la red de alta en tiempo real a través de un sensor de medidas por satélite. El objetivo era permitir que desde las instalaciones centrales de la compañía se pudieran hacer mediciones en menos de cinco microsegundos para que la lectura fuera válida, ya que en ese periodo de tiempo el desequilibrio de la potencia en la red es imperceptible. Lo lograron en un microsegundo. El coste del sistema, 400.000 pesetas. El beneficio: controlar los posibles grandes apagones. La principal dificultad, según Ignacio Grimaldi, radica en hacerse el hueco. Ahora lo intentan en el campo de la energía solar. La iniciativa se llama Hellas y consiste en la fabricación de un Heliostato de bajo coste. Esto es un artefacto que permite la producción de energía eléctrica a partir del sol. El de Ghersa es inteligente. Está dotado de un telemando que emite al introducirle las claves para que el aparato se gire solo en la dirección del sol. Otra cosa es el registro de la patente. "En España la cosa está complicada porque te puede copiar cualquiera", explica Grimaldi. Para evitar estos males, en la casa de la tecnología y la microelectrónica, los técnicos emplean resina y tinta para tapar el dibujo de los circuitos. ANTONIO HERNÁNDEZ-RODICIODirección Avenida del Puerto 1, 6º, Cádiz. (956/28 93 11) Empleos 14 Facturación 140 millones en 1997 Producción Investigación y desarrollo en microelectrónica y comunicación por satélite Ghersa es un modesto proyecto que, desde Cádiz, ha desarrollado sistemas electrónicos a pleno rendimiento
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