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Mata a su ex compañera en venganza por abandonarle

Jan Martínez Ahrens

La llamada sonó a las 8.00 de ayer en la puerta F del primer piso del número 59 de la calle de Isla de Oza. Esther G., de 44 años, madre de dos hijos, oyó el timbrazo y, dispuesta como estaba a salir al trabajo, abrió.En el pasillo se encontró con su ex compañero Cipriano Alberto Freire, de 51 años, y con una puñalada directa al corazón. Era la respuesta de Cipriano a dos meses de separación. La cuchillada dejó a Esther malherida en el pasillo. Tres horas después murió en el hospital Puerta de Hierro.

La venganza nació, según fuentes policiales, de la incapacidad del hombre para aceptar la decisión de la mujer de abandonarle, un paso que Esther dio después de haberle denunciado en abril por el intento de abusar de una hija suya (mayor de edad), fruto de una relación anterior.

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Una secuencia repetida

El fin de Esther repite las pautas de otros casos de malos tratos a mujeres. La víctima tenía una hija y un hijo de un matrimonio anterior. Tras separarse de su primer marido, conoció a Cipriano. Ambos empezaron a vivir juntos en el piso de Isla de Oza. Fue a principios de la década.

El piso, propiedad de Esther, según el portero del inmueble, era suficientemente grande para los cuatro -tres habitaciones exteriores, cocina, baño, comedor y piscina-.

Pero en los últimos años la convivencia se torció. Los vecinos cuentan que el hombre, asilado cubano y afectado por una enfermedad que le incapacitaba para la actividad laboral, vendió la furgoneta con la que efectuaba los pequeños portes que le permitían ganar algún dinero. La práctica totalidad de los ingresos procedía del trabajo como administrativa de Esther.

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Un juez dejó hace dos meses en libertad al agresor tras su detención por supuestos abusos

"¡No la quiero dejar sola!"

Cipriano, entretanto, bajó las escaleras y salió a la calle. Iba ensangrentado. Un testigo señaló que el conductor de un coche -no un taxi, como en principio se barajó- paró para auxiliarle. Pero el hombre se negó a recibir ayuda. "¡No quiero separarme de ella, no la quiero dejar sola!", gritaba.Cipriano regresó al edificio y se escondió en el hueco de la escalera de la planta baja.

Los médicos del 061-Insalud llegaron inmediatamente. Se encontraron a la mujer, malherida, en el pasillo. La trasladaron al hospital Puerta del Hierro. A las once de la mañana falleció.

La Policía Nacional y la Municipal, tras inspeccionar el lugar del crimen, se lanzaron en busca del agresor. Lo encontraron en el hueco de la escalera. Los médicos del Samur intentaron asistirle. Cipriano, en un principio, se negó. "Le recordamos que si seguía negándose, tendríamos que llevarle ante un juez y entonces cedió", señaló un portavoz del Samur.

Aunque había perdido tres cuartos de litro de sangre, sus heridas eran leves. Tras recibir las primeras curas fue llevado a la Brigada Provincial de Policía Judicial, que dirige José Manuel García Calle. El Grupo de Homicidios se hizo cargo del caso. Anoche, Cipriano no había prestado declaración. Fuentes de la investigación daban por hecho que era el autor del crimen y que había actuado con premeditación.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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