"Siempre doy la cara y me juego todo"
Tiene enfrente a un aparato muy poderoso, pero confía en que el militante de base no se deje llevar y vote de acuerdo con el espíritu de las primarias: elegir al mejor candidato para ganar a la derecha. "El voto secreto y libre romperá con las presiones orgánicas", asegura. Antonio Moreno se confiesa municipalista vocacional, y le gusta remarcar que concurre "a pecho descubierto", huyendo de la política de bloques. Pregunta. ¿Qué le dice a usted la palabra de moda: renovación? Respuesta. ¿Está de moda? Siempre he defendido que en este partido hay compañeros que están malutilizando ese término. La izquierda tiene que estar siempre en constante renovación de personas, mensajes y proyectos para adaptarse a las necesidades. P. ¿Lo suyo es una lucha contra el llamado efecto Borrell dada su trayectoria y lo que representa? R. Yo tengo una virtud, y es que donde voy inmediatamente se pone enfrente toda la vieja guardia del partido. Es curiosísimo: no he hecho más que asomar la nariz y los de siempre ya están enfrente, y no sé por qué. Aunque algunos me han encasillado en ese club selecto, nunca he pertenecido a él, no sé si porque no tengo pedigrí o por no ser suficientemente antiguo, entre comillas. La prueba es que todo ese club está contra mi candidatura. P. ¿Le gusta el riesgo entonces? R. Todos los días. Creo que en política hay que estar siempre dando la cara. Soy un militante que no pasa desapercibido. Siempre me ha tocado estar en primera línea y dar la cara. Cuando hay que asumir un riesgo, el 90% de los compañeros se hacen conservadores porque no quieren asumirlo, pero tiene que haber alguien que lo haga. Ahora, el único que se la juega en estas primarias soy yo, ya que los demás compañeros están empezando su carrera política. El ciudadano no hubiera entendido que ningún militante de tradición se presentara. Sería devaluar las primarias y trasladar el mensaje de que dábamos las elecciones por perdidas. P. ¿Sería más fácil que la elección se redujera a un asunto entre dos? R. No es que sería más fácil: es que las primarias son cosa de dos. P. ¿Se parecen estas elecciones primarias a las que usted esperaba? R. No. Yo esperaba otros candidatos, dos compañeros que nos la jugáramos para ilusionar al militante y al ciudadano. Intento romper la tradicional dinámica de bloques orgánicos, pero aquí se han reordenado las fuerzas y los de siempre están enfrente. P. ¿Echa de menos un fuerte aparato para afrontar estas elecciones primarias con garantías? R. No hace falta. Repito que no participo en la lucha de bloques. Me presento a tumba abierta, y me preocuparía que se votara con miras orgánicas y no para ganar las elecciones. Si el militante entiende esto, todos ganaremos. P. ¿Los apoyos públicos externos son importantes en este proceso? R. No, y la prueba la tuvimos con Joaquín Almunia [secretario general del PSOE]. Esos apoyos pueden jugar a la contra. El militante quiere decidir libremente y sin presión, que lo dejen pensar en el mejor candidato. Ese aluvión de ciudadanos significados apoyando a un candidato actúa como presión y puede acabar en rechazo. P. ¿Qué aporta usted como candidato? R. Una gran experiencia en toda la administración pública, una buena relación con el mundo sindical, conocimiento de los entresijos de la administración local, de los problemas de la ciudad y sus soluciones. Tengo gran capacidad de trabajo, de negociación y consenso ante temas conflictivos y, sobre todo, donde estoy me quedo y doy la cara.
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