Annan impulsa el Tribunal Penal Internacional como «baluarte contra el mal»
La creación de un Tribunal Penal Internacional (TPI) con carácter permanente, eficaz, independiente y fuerte supondrá dotar a la comunidad internacional de «un baluarte contra el mal» y el mejor instrumento para impedir que en el futuro se cometan nuevas atrocidades. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, inauguró ayer en Roma la Conferencia Diplomática para el establecimiento del TPI con palabras cargadas de sentido histórico y un llamamiento a no permitir que se frustre esta oportunidad de crear una instancia sólida que combata en todo el mundo los crímenes de guerra, contra la humanidad.«Los ojos de los millones de víctimas del pasado y los ojos de las víctimas potenciales del futuro estarán observando su labor», manifestó Annan en la apertura de estas negociaciones que se prolongarán cinco semanas y que se auguran difíciles. El borrador del texto con que comienza la conferencia cuenta con más de 1.700 enmiendas en poco más de 150 páginas. Junto a muchas que son meras cuestiones de forma hay algunas de vital importancia para el futuro del tribunal, su credibilidad y viabilidad. Todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad salvo el Reino Unido, pero especialmente EE UU, quieren asegurar un grado de obediencia de la corte internacional al órgano de la ONU que, según otros participantes y las organizaciones jurídicas y humanitarias, la dejarían inerme y sin contenido.
Preguntado al respecto, Annan manifestó que «es necesario un tribunal fuerte e independiente» y que esperaba la flexibilización de posturas sin mencionar expresamente a Washington, porque «ningún Estado querrá ser considerado responsable del fracaso» de lo que calificó de oportunidad para romper el círculo vicioso de la impunidad que genera más crímenes.
Crímenes de guerra
Asistió a la jornada inaugural el presidente italiano, Oscar Luigi Scalfaro, que, como Annan, dijo que la historia ha demostrado la necesidad de perseguir globalmente los crímenes contra todo el género humano. Sin embargo, desde un principio todos los asistentes a la conferencia son conscientes de los inmensos problemas de combinar el imperativo moral y político de perseguir los crímenes de guerra contra la humanidad y el genocidio con el celo de los Estados por su propia soberanía, con las diferentes concepciones jurídicas y las reservas y suspicacias políticas e incluso semánticas. Las organizaciones no gubernamentales (ONG), presentes de forma oficial como una gran coalición de más de 800 grupos miembros, denunciaron ya ayer los intentos de diversos países de bloquear desde un principio la independencia de este tribunal y convertirlo en un rehén o títere del Consejo de Seguridad de la ONU y por tanto del veto de sus miembros permanentes. Especialmente duros fueron todos con la Administración norteamericana, que ha realizado toda una ofensiva diplomática en recientes semanas para disuadir a los países participantes de intentar imponer un tribunal que pueda abrir y perseguir causas sin la intervención directa del Consejo de Seguridad. Una de las ONG más activas y respetadas, Helsinki Watch, manifestó que es particularmente insidiosa la sugerencia de Washington de que el tribunal es inviable si no responde a sus tesis. «Es mejor que no haya tribunal permanente a que exista uno que utilicen las grandes potencias para sus fines políticos», señaló. La coalición de las ONG advirtió que los que bloqueen la creación de un tribunal independiente serán corresponsables de crímenes contra la humanidad en el futuro.
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