Las relaciones entre UGT y CCOO atraviesan uno de los peores momentos en 10 años de unidad

Las relaciones entre UGT y CCOO atraviesan un periodo de graves discrepancias que pueden dañar una unidad de acción que se prolonga desde hace 10 años. A los enfrentamientos que se venían produciendo en importantes sectores como las cajas de ahorro, Telefónica y Correos se une ahora un cruce de críticas entre las direcciones lideradas por Cándido Méndez y Antonio Gutiérrez. Esos problemas se producen cuando se aproximan elecciones sindicales en 90.000 empresas y las dos centrales están inmersas en un proceso de diferenciación y radicalización.

Dos circulares internas de ambos sindicatos han sacado a la luz las diferencias que separan a sus direcciones. Se trata de escritos firmados por sus respectivos secretarios de acción sindical, aunque es evidente que no se trata de iniciativas personales de Fernando Puig (CCOO) o de Toni Ferrer (UGT), sino que están respaldadas por sus respectivas direcciones. En la enviada por la central ugetista a sus organizaciones y cuadros se acusa al otro sindicato de "haber optado por eludir cualquier tipo de exigencia a patronal y Gobierno, si de ello se puede derivar la necesidad de tomar medidas de presión", y añade que está aplicando "una especie de sindicalismo de acompañamiento" del Ejecutivo y los empresarios.Esa circular, que ha "sorprendido" a CCOO", ha sido enviada después de que este sindicato remitiera otra a sus dirigentes en la que asegura que la estrategia de la dirección ugetista está "impregnada de la agitación política del momento", y califica de "complejas" las relaciones entre las dos organizaciones.

Con ello, ambos están reconociendo por escrito unas discrepancias que se venían observando desde hace semanas, a raíz del fracaso de la negociación con el Gobierno sobre el Plan de Empleo presentado en la Unión Europea. La posterior propuesta del ministro de Trabajo, Javier Arenas, de retomar el diálogo fue acogida de manera bien diferente por los dirigentes sindicales. A Gutiérrez le pareció positiva la oferta, mientras que Méndez la recibió con total escepticismo y consideró necesario promover un proceso de movilizaciones antes de que se elabore el Plan de Empleo del próximo año.

La elaboración de un documento conjunto para reclamar la reducción de jornada laboral hasta las 35 horas semanales también ha sido problemática. UGT, tal como aprobó en su congreso, ha exigido que en el texto aparezca la necesidad de aprobarla por ley. CCOO ha defendido que la negociación con la patronal es suficiente, en contra de lo reclamado por su sector crítico y del criterio propugnado desde Izquierda Unida.

Precisamente las malas relaciones de la dirección de Comisiones Obreras con IU y el acercamiento de UGT al PSOE están planeando sobre las discrepancias tácticas de los dos sindicatos. Para los responsables ugetistas, la renovación que intenta el PSOE y el estancamiento del Partido Popular en las encuestas con vistas a las elecciones generales forman parte de un mismo argumento para ser "más exigentes" con el Gobierno del PP y para "arrancarle" reivindicaciones como la mejora de la cobertura del desempleo, reformas legales para aplicar la jornada de 35 horas semanales o incentivos para generalizarla.

A ello se une la proximidad de las elecciones sindicales que se celebrarán en 90.000 empresas entre los meses de octubre de este año y junio de 1999, en las que las dos centrales se juegan la elección de un importante número de representantes.