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Reportaje:

Los "agujeros negros" del PP

José Manuel Romero

En los 1.080 días de Gobierno popular, Ruiz-Gallardón ha renunciado a alguno de sus compromisos públicos. Lo que sigue es un resumen de los principales agujeros negros en su gestión.Hacienda. El endeudamiento que tanto criticaba Ruiz-Gallardón cuando hacía la oposición a Joaquín Leguina se ha incrementado con su Gobierno. Eso sí, no aparece en el presupuesto de las consejerías y, por tanto, no activa las alarmas de la convergencia europea. Ha cargado de deudas a dos organismos públicos, Arpegio y Arproma, lo que ha servido para ampliar la red de metro en 32 kilómetros, iniciar las obras de las futuras facultades de la Universidad Rey Juan Carlos y proyectar la remodelación de la maternidad del hospital Gregorio Marañón. La ejecución del presupuesto, tan criticada por el PP cuando gestionaban los socialistas, no ha ido muy bien. En los dos años (1995 y 1996) de los que se conocen datos, el Ejecutivo de Ruiz-Gallardón dejó sin gastar más de 100.000 millones.

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Confesiones de tres años de Gobierno

Obras Públicas. Los pelotazos inmobiliarios (se ingresaron 12.000 millones de pesetas tras modificar un suelo de Las Rozas donde se podían construir sólo oficinas para levantar más de 2.000 viviendas caras) han provocado algunas demandas en los tribunales de empresas que se han visto afectadas. Las operaciones sin consulta previa (se adquirió una finca en San Martín de la Vega para abrir el parque temático situada en una de las mejores vetas de yeso del país sobre la que tienen derechos adquiridos algunas empresas yeseras) costarán más caro de lo previsto. Y el plan de vivienda permanecía, dos años después, aparcado. En 1997 sólo gastaron el 4% del presupuesto destinado a este plan.

Economía. Los acuerdos alcanzados con los sindicatos se empantanaron en la Consejería de Economía, que mantuvo una disputa constante con UGT y Comisiones Obreras por la supuesta lentitud en la puesta en marcha de las medidas del pacto social. Las cuatro agencias creadas, la sociedad de capital riesgo que iba a salir a Bolsa y las medidas para buscar nuevos yacimientos de empleo no han ofrecido resultados concretos de interés.

Cultura. Ruiz-Gallardón no dejará, tras cuatro años de mandato, ni una sola infraestructura cultural nueva de importancia. Anunció que pondría el nombre de Joaquín Leguina a un hipermercado cultural que iba a construir sobre las cenizas de la cervecera El Águila. Pero pronto descartó esta idea y decidió invertir 200 millones (el centro cultural costaba 4.000 millones) en resucitar el Círculo de Bellas Artes. De sus encuentros con los intelectuales sólo quedó un desayuno.

Medio Ambiente. En tres años no ha sido capaz de aprobar ni una sola ley de defensa de la naturaleza, mantiene empantanado el Parque del Sureste, aprobado en la anterior legislatura, y sigue redactando el Plan Forestal. El nuevo plan de residuos para la recogida selectiva de basuras se aplica con muchas limitaciones.

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