Renacimiento a todo color

Los colores atrevidos que sorprendieron a los valencianos del siglo XVI exhiben desde ayer su antiguo esplendor. Después de un año de restauración, la catedral de Valencia luce de nuevo en su altar el retablo de los Hernandos, una docena de lienzos religiosos que en su día fueron "la puerta de entrada del Renacimiento italiano en Valencia y en España". La retórica la formuló ayer, en una breve clase de Historia del Arte ante las cámaras y los micrófonos, el político que ha aportado los 16 millones de pesetas para restaurar el retablo, el consejero de Cultura Francisco Camps. Claro que cuando acudió a visitar los restos de L"Almoina dijo que era uno de los parques arqueológicos más importantes de Europa, y en la Ciudad de las Artes y las Ciencias vino a decir que en el futuro no se entendería la ópera sin Valencia. Durante la ceremonia que se ofició como segundo bautizo del retablo Camps presumió del "impecable" trabajo que han llevado a cabo los restauradores de su consejería y aseguró a los presentes que estaban ante "la colección más importante de la pintura renacentista en España". El arzobispado aprovechó la ocasión para pedirle en público al consejero que costee la reparación del órgano. La directora general de Promoción Cultural, Consuelo Císcar, prometió el dinero para el año que viene. De cualquier forma, los religiosos se paseaban ayer sonrientes por el templo, enumerando todos los proyectos que están en marcha -nueva iluminación, mejora de las capillas, restauración de la puerta barroca y la girola- para que la catedral rejuvenezca en los próximos meses. El año que viene el templo debe estar "resplandeciente" para acoger una ambiciosa exposición sobre los dos milenios de cristianismo. Por ahora, los valencianos ya pueden contemplar el retablo como sus antepasados de hace 500 años.