La Audiencia absuelve a una "correo de la droga" por "miedo insuperable"
La Audiencia de Madrid ha decidido absolver a una correo de la droga, de 44 años, detenida en el aeropuerto de Barajas el 27 de marzo de 1997 con 72 bolas de cocaína en sus intestinos. El tribunal le ha aplicado la eximente completa de "miedo insuperable", al entender que la mujer, madre de cuatro hijos, trajo la droga porque los narcos de sus país, Colombia, habían matado a balazos a su esposo y se proponían hacer lo mismo con ella y sus hijos si no accedía a traer la droga a España.
Ésta es la segunda vez que la Sección Quinta de la Audiencia aplica esta eximente a una correo de la droga, el eslabón más frágil de la gran cadena del narcotráfico. Casi todos los días, la Guardia Civil de Barajas detiene a correos procedentes de Colombia, y lo habitual, dado que se les sorprende con la droga en sus cuerpos, es que sean condenados a penas superiores a los nueve años.El tribunal (integrado por José Luis Calvo Cabello, presidente; Jesús Guijarro y Arturo Beltrán, ponentes) la ha absuelto con todos los pronunciamientos favorables. Los jueces definen a Rosalba R.C., la acusada, como una mujer "de buena conducta". Y señalan: "Su esposo contrajo una deuda con un prestamista para adquirir un piso en Medellín", y no pudo devolver el dinero. El 6 de noviembre de 1996, su esposo, Luis Gabriel C.L., cayó abatido "por varios balazos en la cabeza" días después de que sus asesinos comprabasen que podrían recuperar el dinero.
"No se conoce quiénes le mataron", subraya el tribunal, "pero personas que se identificaron como los autores del hecho visitaron a la procesada en los primeros días de marzo de 1997 y, tras advertirle de que persistía la deuda, le hicieron saber que su esposo había muerto por negarse a transportar cocaína a España".
Deuda impagada
Los visitantes "hicieron saber a la procesada que la deuda persistía" y que "sus hijos o ella corrían la misma suerte si ella no seguía sus instrucciones". Debía dejarse fotografiar, para confeccionarle un pasaporte, e "ingerir unos cuerpos que debía entregar a una persona que se presentaría a ella en el hotel Versalles de Madrid". La acusada, aclara el tribunal, "intentó resistirse apelando a su condición de viuda y a la orfandad de sus hijos, pero sólo consiguió irritar a sus interlocutores, que la golpearon". Entre otras heridas, le causaron "la fractura de dos molares, que le fueron extraídos en Madrid cuando ya estaba presa". Tras llegar a Madrid, y aparte de la droga, que pesó 383 gramos, la policía le intervino 1.700 dólares, dinero que le entregaron los narcos para que se alojase en un buen hotel mientras expulsaba las bolas de cocaína. "El tribunal ha tenido delante a la chica, la ha oído durante un largo rato, la ha interrogado directamente y unánimemente la ha creído", afirman los jueces, que han valorado las coincidentes declaraciones de la acusada, la fecha de su pasaporte, posterior a la amenaza, y también han constatado que, ciertamente, su marido murió acribillado a balazos y la veracidad de las lesiones en sus molares.El fiscal aceptó la existencia de ese miedo y redujo a cuatro años su petición de pena, pero opuso que la acusada, en vez de acceder a los propósitos de sus extorsionadores, pudo avisar a la policía de su país. La Audiencia discrepa: "Cuando la realidad de un país determinado impide afirmar esa garantía, cuando los que amenazan parecen moverse con total impunidad, cuando su superioridad con la amenazada se hace patente, llegando incluso a un duro maltrato físico (...), ha de acudirse a criterios realistas y no teóricos para decidir si la procesada tenía otra opción que no fuera la de ceder a las amenazas o asumir el riesgo de muerte para ella y sus hijos".
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