El líder islamista marroquí propone un pacto político para "salvar el país"

El líder de la organización islamista marroquí Justicia y Caridad, Abdesslam Yassin, sometido a detención domiciliaria desde 1990, ha propuesto un «pacto islámico» entre todas las fuerzas políticas para «salvar al país del naufragio». En un acto público tolerado por las autoridades, Nadia Yassin, hija del jeque, y Abdelatif Hatimi, dirigente de Justicia y Caridad presentaron la noche del martes en Rabat Islamizar la modernidad, el último libro de Yassin dirigido tanto a los partidos laicos como a la opinión pública occidental. Hatimi aseguró que el objetivo de su organización es proponer «un nuevo comienzo» para Marruecos mediante una nueva Constitución que debe emanar de una Asamblea constituyente «elegida a sufragio universal».Con un lenguaje moderado plagado de ambigüedades y en medio de una organización asombrosamente perfecta, los dirigentes islamistas marroquíes trataron de convencer al público de que su proyecto social «incluye la auténtica democracia y de sus auténticos valores», lejos del fantasma del fanatismo con el que se suele presentar el islamismo radical en Occidente. Entre los asistentes al acto se encontraba la plana mayor de la organización islamista moderada Reforma y Unidad, liderada por Abdelila Benkiran, que dispone de una decena de diputados en el actual Parlamento.

El Tribunal Supremo marroquí tiene previsto abordar el próximo día 25 la revisión de la detención domiciliaria impuesta a Yassin, segun informó el secretario general de Amnistía Internacional, Pierre Sané, en una reciente visita a Rabat. Aunque Justicia y Caridad sigue siendo ilegal, organiza actividades públicas sin que las autoridades intervengan para impedirlo.

La hija de Yassin aprovechó la presentación del libro del líder de Justicia y Caridad para mostrar su temor a que fracase el proceso de cambios que su organización propone para Marruecos y recordó «la angustia que produce el efecto argelino», en una referencia a la guerra civil no declarada que desangra al país vecino desde hace seis años.