Barcelona utilizará para riego y limpieza miles de litros de agua almacenada en el subsuelo
lona [EN] El agua del subsuelo de Barcelona está aumentando a razón de casi cuatro hectómetros cúbicos por año. Y se almacena, en no pocos casos, a apenas tres metros del suelo. Esto ha hecho que algunos sótanos, en especial en la zona de Sant Martí, tengan regularmente hasta dos palmos de agua. También el metro está sufriendo la penetración del agua en sus instalaciones. El Ayuntamiento de Barcelona ha elaborado un plan que permitirá paliar parcialmente este problema y, a la vez, utilizar los acuíferos para riego y limpieza, nunca para el consumo doméstico.
Una parte de la ciudad de Barcelona estaba, hace algunos siglos, cubierta por las aguas. El depósito de limos y tierras de arrastre fue haciendo que se ganara terreno al mar, al tiempo que el crecimiento de la ciudad iba cubriendo torrentes y rieras. A esto se añadió, a partir de los años cuarenta de este siglo, el uso constante por la industria de agua extraída de pozos, lo que hizo descender considerablemente el nivel de la capa freática. Pero un día, a principios de los años setenta, la tendencia empezó a invertirse. Las industrias emigraban a la primera corona metropolitana y los pozos dejaban de ser utilizados. El nivel del agua subterránea empezó a subir. Desde entonces, no ha parado de hacerlo. Cada año, los acuíferos subterráneos aumentan en una media de casi cuatro hectómetros cúbicos. Y lo hacen en toda Barcelona, pero de forma desigual. En algunos casos, la aparición del agua en los subterráneos se debe a la construcción de edificios en los años setenta, cuando la capa freática estaba inusualmente baja. Estos edificios (Sant Joan de Déu, por ejemplo) cubrieron fuentes y minas que resultaban imperceptibles. Pero la naturaleza es tozuda y el agua ha terminado por reaparecer por alguna arte, aprovechando cualquier tipo de poro. Bendición o condena El concejal Josep M. Vegara afirmó ayer que los acuíferos no tienen que ser vistos como una condena, sino como una bendición. Se trata, simplemente, de saber aprovecharlos. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. El Ayuntamiento lleva ya meses tratando de elaborar un mapa de los acuíferos. Parte de las denuncias de los vecinos cuyos sótanos se inundan y también de exploraciones y catas en el conjunto de la ciudad. Todo ello ha permitido, al final, elaborar un diagnóstico de la situación, detectar los incrementos y sus causas y, a continuación, poner en marcha un plan que permita reducir el nivel, por una parte, y utilizar el agua, por otra. Bien entendido, explicó ayer Vegara, que el aumento de agua, procedente de lluvia en buena parte, ha tenido una virtud: reducir la salinidad de las aguas subterráneas, una salinidad que había ido aumentando progresivamente en los años en los que las extracciones por la industria hacían que acabara entrando agua de mar en el subsuelo barcelonés. En estos momentos, Barcelona tiene ya cinco explotaciones de agua en curso. Es decir, cinco puntos de los que se toma agua para el riego y, a veces, la limpieza de las calles. Son los acuíferos situados junto a la Ciutadella, el parque de la Oreneta, el Laberinto de Horta, la Torre de les Aigües y Can Cadena. La explotación de estas fuentes permite emplear 200.980 metros cúbicos al año. Pero el objetivo es llegar a drenar 2,6 millones de metros cúbicos, de los que 1,5 millones (extraídos del metro) se utilizarían para aumentar el caudal del Besòs, si fructifican las negociaciones al respecto con el Ayuntamiento de Santa Coloma, que la otra ribera del río. En estos momentos, hay cuatro actuaciones en obras: una en el frente litoral, prácticamente terminada, que permitirá el riego de las zonas verdes situadas en el área, y los depósitos de Viladomat y Zona Universitaria. En fase de proyecto están la recuperación de la mina de Sants; un acuífero en el Paral-lel que permitirá cubrir las necesidades del jardín botánico; otro en Vilapicina y, finalmente, el que se halla bajo el Liceo, con agua de excelente calidad, explicó Vegara. De ahí habrá que sacar, cada segundo, siete litros que serán utilizados en el riego y la limpieza del barrio del Raval. De hecho, la próxima contrata de limpieza incluirá, como mérito, el uso de agua procedente del subsuelo barcelonés. Además de los proyectos municipales, Aigües de Barcelona tiene en estudio la extracción y depuración de 15 hectómetros cúbicos anuales (el doble de la que consume el Ayuntamiento) desde una zona colindante del nudo de la Trinitat. Esta extracción supondría la disminución de unos cinco metros en el nivel freático en la zona del delta del Besòs, pero no afectaría a toda el área de Sant Martí.
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