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Estreñimiento e hidromasaje

Las inundaciones de 1983 significaron el fin de una época. Adentrarse en el Balneario de Zestoa, en el Gran Hotel, en sus salones o su escalera principal, puede servir para evadirse y sentirse en el pasado. En un mundo de élites y grandes fiestas reservados a una selecta minoría. Sin embargo, los tiempos han cambiado. Los balnearios han perdido la partida al sol y a los grandes viajes y ya no son el centro del veraneo. Aguas y Balneario de Cestona, SA estaba al límite cuando las aguas le jugaron una mala pasada. Renovarse o morir. La sociedad, con un capital de nueve millones de pesetas, languidecía en el pasado. El desastre de 1983 sirvió para acometer una profunda renovación de servicios e instalaciones. Se trataba de entrar en la hidroterapia. El primer pasó fue ampliar el capital hasta 120 millones de pesetas. Se necesitaban fondos para reflotar esta vieja empresa de casi 200 años. Se derribaron instalaciones viejas, se redujo el número de camas hasta 240 y se decidió abrir durante todo el año. Los resultados se notan en las paredes bien pintadas, las piscinas, las salas de masajes y el equipo joven, de unas 50 personas, que se encarga de que todo funcione. La empresa factura en torno a los 300 millones de pesetas y da beneficios. Las mejoras continúan en marcha y cada año se intenta rehabilitar alguna zona, ampliar las instalaciones y ofertar nuevas excursiones y servicios. La ocupación de las instalaciones ronda el 78%, con unas estancias medias de diez días. Pero lo más curioso es que el antaño paraíso de las élites se ha convertido hoy en la tierra del Inserso. "Los balnearios en Europa contaban con ayudas de la Seguridad Social, y aquí no. La llegada de los viajes del Inserso y el servicio que prestamos a los jubilados han sido un buen complemento", afirma Rafael Modrego, director gerente del balneario. Hoy el 33% del negocio llega gracias al Inserso. Sin embargo, mucha gente, sobre todo jóvenes acuden a las ofertas de fin de semana o de tres o cuatro días. Gente que tal vez ya no beba el agua para el estreñimiento, pero que sí gusta del relax y del hidromasaje.

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Renacer sin las élites
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