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La terna y su espejo

Termina la feria y lo hace a los sones de fanfarrias. Al lado de la personalidad que acredita más de una década de alternativa trajeado de figura, se presentan los dos triunfadores de la presente feria de San Isidro. De otro modo: Joselito, José Tomás y Eugenio de Mora. Los tres torean juntos por segunda vez. La primera fue el año pasado en Talavera. La terna completa salió por el portón de las glorias. Ahora, cada uno de los matadores describe las virtudes de sus compañeros de lidia.Joselito. "La primera que vez que le vi torear yo era un niño. No sabría decir la fecha. Eso sí, me acuerdo perfectamente de otra ocasión. Acudí con un amigo a Las Ventas una vez que cortó dos orejas a un toro a Atanasio. Estuvimos en la puerta grande y me quedé con uno de los alamares», recuerda José Tomás. Eugenio de Mora es más preciso: «Tenía 10 años. Él era novillero en el año 85. Cortó una oreja y me impresionó lo decidido que estuvo». Los dos a una se quedan con la cabeza del del diestro madrileño para guiar una trayectoria ejemplar.

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«A pesar de los años que lleva en lo más alto todavía arrea. Hace las cosas de una forma muy envolvente, con naturalidad. Es torero dentro y fuera del ruedo», afirma Tomás. «Ha conseguido todo lo que uno sueña cuando empieza. Él es un espejo en qué mirarme. Su pureza con la derecha y la contundencia con la espada han marcado diferencias», describe Mora. A final, el toledano acude a uno de esos recuerdos con aire de imborrables: «Hace un par de años cuajó un toro de Luis Algarra de forma increíble. Y fue en mi pueblo, Mora, que no en Madrid».

Jose Tomás. «Vino a casa a tentar unas vacas cuando estaba haciendo la mili. Me habían hablado muy bien de él. Demostró buenas maneras». Joselito se refiere al invierno del 95. Entonces, estos dos matadores cruzaron sus miradas. Uno en la arena y el otro desde el palco. Mora, por su parte, recuerda: «Nos conocimos en la entrega de los premios Mayte del año pasado. Él como matador, yo de novillero. Luego, él estuvo de testigo en mi alternativa. Somos de la misma edad y, la verdad, nos llevamos muy bien».

El matador más veterano apunta como principal virtud de Tomás su peculiaridad: «No tiene nada que ver con nadie. Hace las cosas como a mí me gustan. La feria estaba atravesando un momento raro. Parecía que todo iba al revés, hasta que llegó Tomás en defensa de toreo clásico y puro. Sin duda, ha dado otro aire a ésto». El más joven, por su parte, elige la arrogancia: «Ha apostado fortísimo. Llegó a Madrid jugándoselo todo a un carta. A base de raza y corazón ha conseguido sacar las cosas adelante». En lugar de honor, queda una extremidad de la espigada anatomía del diestro madrileño: «Su mano izquierda».

Eugenio de Mora. «Sólo le he visto en tres ocasiones. Una vez en una novillada televisada de Alejandro Vázquez; otra, en Talavera, y la última la de su confirmación hace tres semanas. Sin embargo, no le pude ver el día de sus dos orejas», empieza, casi pidiendo disculpas Joselito. José Tomás, sin embargo, le tiene algo más visto, eso sí, más fuera del ruedo que en la plaza: «El año pasado coincidimos en todos los premios. En muchas cosas somos parecidos. Se puede decir que tenemos las mismas inquietudes. Es legal».

En cuanto a sus cualidades, José Miguel Arroyo elige el arrojo: «Tiene muchas ganas de ser torero y, lo que es más importante, ánimo para conseguirlo. Dentro de lo poco que he podido observarle, demuestra buenas maneras». Por su parte, el que no duda en considerarse su amigo, Tomás, se explaya solícito: «Trata de torear despacio, de dar importancia a lo que hace. Tiene además un valor natural y posee la cabeza despejada delante del toro. Ha recibido cornadas importantes y sigue ahí. . Por lo demás, su juventud y deseo de abrirse camino puede con cuaquier toro». En último lugar un detalle: «Hablan mucho de su pase de pecho», señala Tomás.

Toro. En lo que a astados se refiere, cada se inclina por un deseo particular. «No me gustan lo toros que hay que cuidar, sino que sea necesario dominar», dice Joselito y poco después formula su ideal: «Un Victorino con recorrido». Para Tomás es fundamental «que quepa en la muleta»: «Con un toro enorme es difícil romperse con él. Que humille, que puedas dar profundidad al muletazo... Quizá, encaste Saltillo o Santa Coloma». Mora se limita a señalar las ganderías con las que le ha ido bien: «Con los Núñez y Domecq».

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