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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Lorca, más allá del crimen

El telespectador que haya visto los programas que las diferentes televisiones han dedicado a Federico García Lorca quizá tenga, a pesar de la excelente calidad de algunos, la impresión de que el escritor hubiera merecido más. Una ocasión tan singular como el centenario hubiera merecido toda una serie como, por ejemplo, la que Josefina Molina dedicó a Entre naranjos, de Blasco Ibáñez, muy bella, bien ambientada e interpretada, pero no tan fiel desde el punto de vista histórico. Es una lástima que se haya desaprovechado la oportunidad, y la principal responsabilidad recae, una vez más, sobre La Primera de TVE, que con su habitual y esmerada incapacidad para comprender cuál debiera ser su misión se ha limitado a ofrecer una entrevista con el biógrafo del poeta, no realizada por personas competentes en la materia.El programa Contraportada (Antena 3), de Marta Robles, tuvo el inconveniente de estar centrado casi de forma exclusiva en el cruel destino final del poeta, aspecto éste que ya no encierra novedades dignas de especial mención y que, además, resulta un tanto deprimente para su memoria. El elenco de testigos fue completo y ponderado, y las imágenes de fondo, en general, oportunas, aunque había muchas que no se correspondían ni con la geografía ni con la narración de la voz en off. Respecto de esta última, es necesario señalar un error garrafal, fácilmente subsanable, pero que tiene el inconveniente de poder adulterar por completo el sentido del conjunto del programa. A Calvo Sotelo se le atribuyó la condición de portavoz parlamentario de la CEDA, en vez de Renovación Española, y como miembros de la primera participaron en la represión en Granada, parecía haber una relación directa entre su muerte y la de Lorca. Finalmente, siendo Ian Gibson el principal biógrafo de García Lorca, no estoy seguro de que en el punto concreto de su muerte todos sus juicios sean correctos. Los adereza con demasiado desgarro y color local de hispanista mezclado con imprecisión ("por lo visto", "es muy probable", "no se descarta"...).

A mi modo de ver, el mejor programa fue el de la productora Cero en Conducta, en Canal+, y no sólo por pretender evocar el conjunto de la trayectoria y significación del escritor. En un programa de este género, quien sea un poco conocedor de lo fundamental apreciará de modo especial la estricta fidelidad de las imágenes, que me parecen mucho más logradas que en el documental precedente. Además, hay que alabar la indudable belleza de las imágenes en las entrevistas a personajes vivos, todos bien seleccionados. De ellos, además, se ha extraído lo más sabroso de su respuesta. Nada evoca mejor una época y un ambiente intelectual que estos ancianos pulcros, animados y cordiales que fueron compañeros y amigos del poeta. En mi opinión, también Agustín Sánchez Vidal da una visión más precisa, profunda y jugosa de la significación de Lorca para la cultura española que el propio Gibson.

De los tres programas breves emitidos por Canal+ el jueves acerca de los viajes de Lorca, el mejor fue el de Tabío sobre la estancia en La Habana, con intervenciones muy brillantes y eruditas y evocación de ambientes que arrojan una luz nueva y original sobre el impacto de Cuba en la trayectoria del escritor. El documental sobre la estancia en Nueva York, a pesar de la excelente voz de José Luis Gómez y de la belleza de algunas imágenes, no llega a ser eficaz por la contradicción de presentar tomas actuales de la ciudad, inadecuadas para el transfondo sonoro de los versos lorquianos. La estancia en Buenos Aires, evocada en una tertulia en un café porteño, resultó demasiado circunscrita a los intereses de los especialistas en el poeta y le faltaron buenas y originales imágenes exteriores.

El día mismo del centenario del escritor fue emitido por La 2 un programa de Arte realizado con una factura muy clásica y con una calidad y esmero superiores a lo que suele ser habitual en esta cadena a la hora de tratar estas cuestiones. La idea de insistir de forma especial en los testimonios familiares y en el carácter cosmopolita de Lorca a través de su estancia en Nueva York y su impacto en esos medios literarios proporcionó a este programa no sólo altura, sino también originalidad, atractivo intelectual y un pálpito muy especial. Los textos lorquianos leídos por Luis García Montero estuvieron muy bien elegidos y todavía mejor dichos. La 2 sigue siendo la única televisión pública que merece el pago de nuestros impuestos.

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