Fastidio

El acostumbrado fastidio de los estacionamientos en doble fila se convirtió la noche del viernes 29, en la calle de Serradilla, en un espectáculo, pero con la imposibilidad para salir; tras tres cuartos de hora de insidiosos toques de claxon, se decidió finalmente llamar a la policía.Habiendo acudido entretanto el propietario del vehículo mal estacionado y habiéndose empecinado, por demás, en no retirarlo, cambió pronto de parecer al ver la llegada de un coche patrulla de la Policía Municipal. Y cuál fue nuestra sorpresa al comprobar que dicho individuo se hallaba en tal estado de embriaguez que sus dificultades para mantener fija la dirección del vehículo eran más que evidentes.

Pero nuestra sorpresa fue mayor, si cabe, ante el hecho de que la propia policía no manifestó intención alguna de realizarle la prueba de alcoholemia al conductor -a quien ni siquiera se le exigió la presentación del permiso de conducir-, ni de proceder a la inmovilización del vehículo. Haciendo oídos sordos a las reclamaciones de la aproximadamente veintena de vecinos que, presenciando desde las ventanas tan bochornosa escena digna de un patio de corrala madrileña, demandábamos una actuación policial correcta y acorde con el sentido común y con los impuestos que pagamos, se retiró del lugar del incidente con la mayor presteza, apenas transcurridos 10 minutos desde su llegada.

Moraleja: dejémonos de instituciones figurativas y reservémonos nuestros impuestos para nosotros mismos. ¡Qué duda cabe que nos irá a todos muchísimo mejor!-