Un afectado intentó agredir a Maeso en los juzgados
Juan Maeso había sido citado a declarar ante el juez a las cuatro de la tarde. El anestesista llegó puntual, acompañado de su abogada, Pilar Beltrán. Se acercó al juzgado andando, con la cara descubierta -traje oscuro y camisa amarilla-, y se le veía algo más delgado de lo habitual. Decenas de periodistas lo aguardaban a las puertas de los juzgados de Valencia, cuando un afectado de hepatitis C, que dijo llamarse Pedro Paredes, asaltó al anestesista en la avenida de Navarro Reverter y le dirigió toda suerte de insultos, después de anunciar que había acudido a los juzgados "para darle un par de regalos en la boca". Al grito de "asesino cabrón", el afectado, que llegó a dar un par de empujones a Maeso, dijo que había sido operado de una úlcera duodenal en la Casa de Salud en septiembre de 1996 y esgrimió un papel que demostraba que tenía el genotipo 1A, el mismo subtipo hallado en la sangre de Maeso, a quien tenía intención de golpear. Maeso no hizo ninguna declaración a los periodistas a su llegada a los juzgados, aunque su abogada, que había acudido dos horas antes para pedir un aplazamiento de la comparecencia, afirmó que su cliente defendía su inocencia "de principio a fin". Presunción de inocencia Beltrán añadió que Maeso estaba "todo lo tranquilo que puede estar una persona en estas circunstancias" y lamentó que su defendido haya sido "crucificado por los medios de comunicación", pese a la presunción de inocencia que ampara a cualquier imputado en una causa judicial. El encendido afectado -no había otros- dijo no tener ninguna duda de que Maeso "es la causa fundamental del brote" y reiteró sus intenciones de agredir al anestesista, que se limitó a extender los brazos para apartarlo de su camino: "Yo no quiero dinero, sólo que me lo dejen media hora", sentenció, antes de desaparecer de los juzgados. El abogado de otro afectada de hepatitis C, de genotipo 1B, señaló, por su parte, que aunque se esté actuando judicialmente contra Maeso, a los pacientes como su cliente "se les ha inoculado el virus" y "no cabe descartar otras vías de contagio como la transfusión de sangre, por lo que debe ser la Administración quien lo aclare". Tras su declaración, Maeso abandonó los juzgados a toda velocidad, a bordo de un Ford Escort.
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