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"Barcelona debe evitar que Bilbao le quite el arte actual", dice María Corral

"En arte, Barcelona no puede competir con el Museo del Prado y la colección Thyssen; por ello debe hacer una apuesta fuerte por el arte contemporáneo y evitar que Bilbao le quite la primacía". Este es el consejo de María Corral, directora de la colección de arte de la Fundación La Caixa, a los responsables políticos catalanes para que Barcelona llegue a ser una plaza atractiva en el mundo del arte. La experta en arte participó ayer en Barcelona en unas jornadas sobre la gestión de la cultura organizadas por la Universitat Internacional de Catalunya.

¿Qué es un gestor cultural? ¿Qué modelos de gestión cultural existen? ¿Qué diferencias existen entre la gestión cultural pública y privada? Vicenç Villatoro, director general de Promoción Cultura; María Corral, Eduard Carbonell, director del Museo Nacional de Arte de Cataluña; Ferran Mascarell, director gerente del Instituto de Cultura de Barcelona, y David Roselló, vicepresidente de la asociación de profesionales de la gestión cultural, respondieron a éstas y otras cuestiones relacionadas con la gestión cultural, una profesión, según Villatoro, "en alza y con futuro". Pero de todos los conferenciantes fue María Corral la que consiguió electrizar al auditorio con una conferencia llena de críticas a los responsables de las colecciones públicas y privadas de arte. María Corral empezó por marcar diferencias. "La diferencia que existe entre las colecciones privadas y las públicas es que las primeras han sido creadas con pasión, mientras que las segundas son fruto del consenso político, lo que lleva a que no se pueda hacer nada coherente". Acusó a las administraciones de "tener miedo" de dar el poder de decisión de las compras de obras de arte a una sola persona y lanzó un primer cañonazo contra el Museo Nacional Reina Sofía, del que ella fue directora durante cuatro años. "Lo único coherente que tienen es la colección heredada del Museo de Arte Contemporáneo, creada por José Luis Fernández del Amo. Se aceptan todas las donaciones sin criterio de selección alguno y el museo está lleno de nombres, pero de pocas obras buenas. De las 12.000 obras, sólo el 2% es aprovechable", sentenció. El segundo cañonazo fue para otra colección pública, la del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona. "La suya es una colección de aluvión. Partir de la colección Riera fue un error. Salvador Riera nunca tuvo lo mejor en su galería", aseguró. Corral hizo una llamada a las administraciones públicas catalanas para que apostaran por el arte contemporáneo y aconsejó que lo hicieran por los artistas jóvenes. "Gastar el dinero en recuperar el pasado sólo tiene sentido si se trata de arte español, no de arte extranjero. Los políticos deben dejar de impresionarse sólo por los nombres famosos, aunque parece una batalla imposible, y apostar por los contenidos". También hubo artillería para las colecciones de arte privadas, tanto las de instituciones -excepto para las de la Fundación March y La Caixa, esta última dirigida por ella- como para las de los particulares. "El español, salvo excepciones, sigue comprando arte para decorar su casa. Se compran los cuadros pensando en que deben hacer juego con las telas de los sofás. El modelo es el del coleccionista privado norteamericano, que gracias a las ventajas fiscales compra de acuerdo con los criterios de los directores de los museos a los que, tras su muerte, pasaran las obras". Reclamó un cambio de la ley de mecenazgo para que "ofrezca beneficios fiscales reales". Villatoro definió al gestor cultural como el "intermediario entre el creador y el consumidor" y aseguró que la misión del Estado como gestor cultural es la de "garantizar a los ciudadanos el acceso a la cultura". Eduard Carbonell dijo que el director de un museo no puede ser ni un profesor de arte ni un gestor cultural. "Debe ser mucho más que estas dos cosas para que funcione". Y aseguró que "la intromisión de la sociedad civil en la gestión de las infraestructuras culturales no es buena". Mascarell incidió en que, en su mayor parte, la gestión de la cultura en Cataluña está en manos privadas y David Roselló aseguró que entre los dos principales modelos de gestión cultural existentes: el anglosajón -el Estado deja actuar a la iniciativa privada- y el continental o europeo -el Estado intervencionista y puntal de la cultura-, España ha adoptado el segundo.

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