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El gran "olvidado" del 98

Para los especialistas que se han acercado a su vida y obra con alguna intensidad, la figura del escritor y periodista Manuel Ciges Aparicio (Enguera. 1873-Ávila, 1936), es bastante más relevante que la de un intelectual de segunda fila, autodidacta y de izquierdas, con una trayectoria aplastada bajo el peso de la coetaneidad de Azorín, Unamuno o Valle-Inclán, la pléyade de escritores bautizada como Generación del 98. Si bien Ciges Aparicio fue excluido de esta nómina de ilustres por Azorín -quien, por paradojas del destino, se convertiría en su cuñado-, la figura del intelectual enguerino está siendo motivo de revisión en los últimos años. La reedición de sus novelas y libros autobiográficos en 1986, auspiciada por la Consejería de Cultura y el Instituto Juan Gil-Albert y preparada por Cecilio Alonso, catedrático de Literatura en Alicante, sirvió para atenuar en parte el desconocimiento sobre la obra literaria de Ciges Aparicio, de claro contenido social. El escritor, sin embargo, dejó también una producción periodística, de perfiles innovadores que hace de Ciges Aparicio "un hombre que se adelantó a su tiempo", sostiene su sobrino Miguel Ciges, por defender valores como el antimilitarismo, la justicia social o la descentralización del estado, décadas antes de que fueran asumidos por el conjunto de la sociedad. "Y, como tantos otros precursores pagó su osadía con la incomprensión y el olvido", sentencia. Sus convecinos de Enguera, una población de La Canal de Navarrés de 4.700 habitantes, no se resignan a que la figura de Ciges Aparicio siga pasando desapercibida. Aprovechando que se cumple el centenario del desastre español en Cuba de 1898, que alimentó la "crisis de conciencia en España" y bautizó la generación del desencanto, el Ayuntamiento, gobernado por el PSPV-PSOE, ha propiciado un programa de "actos de revisión" dedicados a Ciges Aparicio en el que se ha contado con la colaboración de Cecilio Alonso, el máximo conocedor de su obra, y otros estudiosos. El acto central será una exposición, que se inaugurará el 20 de junio, cuya intención es "recuperar y reivindicar su legado intelectual", explicaba el comisario de la muestra, Virgilio Tortosa, "porque se trata de un personaje que fue coherente a lo largo de su vida y cuya obra tiene un vigor y vigencia en la actualidad que merece la pena rescatar". La muestra, bautizada como A contracorriente, "un título que define muy bien el carácter de Ciges Aparicio, porque su pluma fue siempre un aguijón", señala Tortosa, aborda un recorrido por su trayectoria vital y profesional a través de 40 paneles con fotografías y paisajes de los lugares donde estuvo, cabeceras y artículos de los periódicos donde escribió -El Imparcial, El Sol, El País o El Mercantil Valenciano, entre otros- y portadas de las primeras ediciones de sus novelas. Un abundante material "disperso hasta ahora" y que, según Tortosa, "corría el peligro de perderse". El diseño de la muestra -"de una gran creatividad, pese a la austeridad de medios", acota Tortosa- es obra de Ricardo Gómez Frías. El homenaje se completa con actividades escolares y un ciclo de conferencias, todavía por redondear. El consenso en Enguera sobre la necesidad de recuperar la figura de Ciges Aparicio no ha evitado la polémica. Mientras que el homenaje encargado por el Ayuntamiento apenas contará con una subvención de 500.000 pesetas de la Diputación -la Consejería de Cultura no ha contestado a las peticiones municipales-, un programa de actos paralelos, organizado por la Asociación de Amigos de Enguera, en la que se integran miembros del PP local, y el Ateneo Mercantil de Valencia, cuenta con 3.000.000 de pesetas procedentes del organismo provincial. Con ese dinero, se han diseñado "unos grandes fastos", en opinión de Tortosa, "que no hacen honor al talante de Ciges y su legado". En concreto, el comisario de la exposición de Enguera hacía alusión a la conferencia inaugural del Año Ciges del Ateneo, pronunciada recientemente por el escritor Fernando Sánchez-Dragó. "Este señor no está documentado sobre Ciges como para hacer una conferencia, por lo que se dedicó a hablar de sí mismo", reprocha Tortosa.

De preso en Cuba, a gobernador civil

Aunque muchas de las novelas de Manuel Ciges se basan en hechos vividos, la propia vida del escritor es una buena novela. Huérfano a los cinco años y adolescente emancipado por problemas con su padrastro, Ciges hace carrera en el ejército y es uno de los pocos miembros de la Generación del 98 que vive in situ la guerra de Cuba. El conflicto le valió ir a prisión por sus críticas a la política colonial española, pero supone el arranque de una carrera periodística marcada por sus denuncias a la corrupción, las injerencias del ejército y la explotación de las clases populares. Una postura que vale un largo exilio en París y le aleja de sus colegas noventayochistas, la mayoría decantados hacia posiciones conservadoras. Políticamente, Ciges evoluciona desde el radicalismo a la militancia en el PSOE, del que se distancia por la crisis del movimiento obrero, hasta el republicanismo azañista. En la II República, su filiación le lleva a ser gobernador civil de Baleares. En 1936, acepta el mismo cargo en Ávila, donde le sorprende el alzamiento y su fusilamiento a manos de los nacionales.

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