_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La selva

Manuel Vicent

Quería ir a una playa desierta. Se dirigió a una agencia de viajes. Allí le rogaron que se pusiera a la cola en un determinado mostrador. La cola de cuantos deseaban ir a una playa desierta era inmensa y cuando le llegó el turno ya no quedaban plazas. También estaban ya ocupadas todas las islas deshabitadas. Cambió de idea. Preguntó por un país exótico donde pudiera correr alguna aventura excitante. No había problema, aunque tenía que presentar el certificado de tres vacunas. Por su parte la agencia pondría a su disposición un guía diplomado para que la aventura se desarrollara sin riesgo alguno, puesto que así lo exigían las normas internacionales. Comenzó a desesperarse. Quería viajar a un lugar donde hubiera tribus salvajes, mosquitos asesinos, serpientes venenosas y policías peligrosos. En el fondo quería que lo mataran. En la agencia le dijeron que ese destino no existía. Hoy todas las excursiones al fin del mundo están organizadas y las cubre el seguro. Los cazadores y las fieras se han puesto de acuerdo para encontrarse en un punto concreto de la selva. En vista de que todo el planeta se hallaba ya explorado desistió de su empeño. Sacó un billete al azar para el primer avión y al llegar al aeropuerto en un panel electrónico pudo leer: «En este lugar sólo el pasajero es un bulto más sospechoso que su propia maleta». No obstante, embarcó el equipaje hacia un punto desconocido, pero en ese instante un altavoz anunció que todos los vuelos habían sido suspendidos. Se consideró atrapado. Pensó que aquella condena se debía a una culpa compartida con una multitud de viajeros que llevaba tirada en el suelo varios días en medio de una gran basura. Todo el aeropuerto hedía a humanidad estancada. De pronto supo que allí estaba la selva que buscaba. Las fieras habían sido sustituidas por las bacterias y las tribus salvajes por los guardias. De aquel caos sólo se podía escapar por el aire. El aeropuerto era el único lugar del mundo donde él aún podía ser un explorador y allí se sintió a sus anchas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_