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Sólo falta la prueba del ADN para que se archive el caso de Llum Valls

Sólo falta el resultado de una prueba, la del ADN, para que el juzgado número 2 de Sabadell archive el caso abierto por la desaparición y muerte de la joven Llum Valls, cuyos restos fueron encontrados en un barranco del río Ripoll el pasado 12 de mayo. Los médicos forenses han confirmado que el cuerpo pertenece a la joven, de 16 años, que desapareció el 7 de agosto de 1997. La juez instructora, Raquel Alastruey, ha levantado el secreto de sumario y ha revelado que la joven se suicidó.

Pese a que el caso no se ha archivado, el próximo lunes se inscribirá en el Registro Civil la defunción de Llum Valls. El mismo día, los padres de la joven mantendrán una reunión con los médicos forenses, que les informarán de por qué se ha concluido que los huesos humanos encontrados en un abrupto barranco son los de su hija. Los funerales por la joven se celebrarán el mismo lunes o el martes. El desenlace previsible del caso pone fin a nueve meses de angustia, esperanza y solidaridad. Durante todo este periodo de tiempo, el caso de Llum Valls movilizó a toda una ciudad. Los padres y compañeros de la joven mantuvieron una lucha tenaz y organizaron conciertos, recitales y concentraciones -la última de ellas agrupó a más de 1.000 personas-, siempre con la esperanza de encontrar con vida a la joven desaparecida. Montserrat Torruella y Josep Valls, que también peregrinaron por emisoras de radio y cadenas de televisión, llegaron a ofrecer 2,5 millones de pesetas a quien facilitara información sobre el paradero de su hija. Los padres no dejaron de creer que su hija estaba viva ni cuando los agentes del Grupo de Operaciones Especiales del Cuerpo Nacional de Policía encontraron, hace tres semanas, unos huesos humanos y, junto a ellos, las pulseras, una zapatilla, las llaves y la cartera que llevaba Llum el día en el que desapareció. Con el dictamen de la juez, sin embargo, desaparecen los últimos interrogantes y con ellos también la esperanza. El 7 de agosto del año pasado, Llum despidió al que había sido su novio y se dirigió a un lugar donde solía ir a reflexionar, a orillas del río Ripoll, de donde ya no regresó.

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