Una exposición reúne en Pamplona a una selección de pintores del 98
Los mejores pintores de la Generación de 1898, sometidos a una revisión crítica, configuran el contenido de la muestra artística presentada ayer en Pamplona (Sala de Exposiciones de Castillo de Maya, 39) por la Caja de Ahorros de Navarra. La exposición reúne un total de 39 obras, con abundantes ejemplos de pintura paisajistica y retratos costumbristas que reflejan fundamentalmente la sociedad burguesa con la que convivieron los artistas españoles de finales del siglo XIX.
Fernando de Amárica, Joaquim Mir, Aureliano de Beruete, José Benlliure, Mariano Benlliure, Jaume Morera, Darío de Regoyos, Santiago Rusiñol, Joaquín Sorolla o José Salís, entre otros, son los artistas reunidos en una muestra en la que se pueden observar las múltiples y variadas tendencias de un grupo heterogéneo de artistas, encabezado por catalanes y vascos en su mirada parisina e impresionista. La exposición estará abierta hasta el 28 de junio. "En un centenario histórico que ha aglutinado numerosas exposiciones conmemorativas al uso, esta muestra nos sirve para reconocer que, como hecho cultural, la Generación del 98 fue una generación inventada, producto de la reflexión que sobre la misma realizaron las siguientes generaciones", manifestó Fernando Francés, comisario de la exposición. A través de sus obras se constata la disparidad de medios utilizados por los mejores pintores españoles de final del siglo XIX, pero también "su estrecha relación de amistad, de complicidad de su trabajo en común", añadió Francés. "Sorolla, Salís y Regoyos, por ejemplo, vivían juntos en la casa de Salís en Irún y llegaban a pintar, cada uno a su modo, los mismos paisajes de la zona de Hondarribia e Irún", recordó el comisario. La exposición abarca la España negra del primer Regoyos, quien posteriormente evolucionó hacia el impresionismo (Dama ante el espejo; Danza lenta de Asturias; Montmartre), la España blanca, blanquísima de un esplendoroso Sorolla (Academia del natural; El doctor González) o el impresionismo puro de algunos de los cuadrados de Aureliano de Beruete, el paisajismo finisecular de quien está considerado el mayor pintor del paisaje castellano. Artemis Olaizola subraya en el catálogo de la muestra cómo las características contradictorias de la generación intelectual y literaria del 98 (obras dispares, diferentes ideales políticos, ausencia plena de manifiestos conjuntos de ningún tipo) repercutieron también en los movimientos artísticos, empeñados en buscar una estética propia "conjugando lo mejor de las tradiciones con los movimientos internacionales, específicamente aquellos que procedían de París y Bruselas". De ese afán, de sus "contradicciones estéticas", surgió el amplio concepto del modernismo que aglutinó a Ignacio Zuloaga, Regoyos, los hermanos Zubiaurre, Gustavo de Maeztu y Ricardo Baroja, los Arrúe o Fernando de Amárica. En la exposición se han reunido telas de Amárica (Riberas del Iregua o De nuestro admirable Zadorra); obras de los hermanos José (Autorretrato, Jardín de Rocafort) y Mariano (En ronda) Benlliure, así como óleos de Aureliano de Beruete (Vichy, Segovia, Vista de Cuenca, Norte de Toledo) Ramón Casas (Ruedo), Francesc Masriera y óleos, lápices y carbones de Joaquim Mir. También está presente, el impresionismo de Salís, impulsor de la escuela paisajística del Bidasoa, entre otros artistas.
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