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Yeltsin anuncia una política fiscal más dura que favorece al rublo y a la Bolsa

El presidente Borís Yeltsin asegura que Rusia tiene reservas suficientes para evitar la devaluación y el colapso del sistema financiero, y los mercados rusos se tomaron ayer un respiro tras las turbulencias que obligaron el miércoles a triplicar el tipo de intervención hasta el 150%. La presión sobre el rublo descendió, lo que permitió una ligera mejora de su cotización, y la Bolsa subió por encima del 6%, tras un descenso acumulado de más del 40% en el último mes.Yeltsin se reunió con su jefe de Gobierno, Serguéi Kiriyenko, y el ministro de Finanzas, Mijaíl Zadórnoz, y el gobernador del banco central, Serguéi Dubinin, se sumó a los intentos de restaurar la confianza de los inversores y aseguró que no habrá devaluación y que el país tiene reservas para evitar el colapso.

Durante todo el día de ayer se multiplicaron las especulaciones sobre si Rusia será capaz de superar la crisis por sí sola o si necesitará ayuda exterior, fundamentalmente del Fondo Monetario Internacional (FMI). El director de este organismo, Michel Camdessus, aseguró que "el banco central ha hecho un gran trabajo" y ha reaccionado adecuadamente a las turbulencias de los mercados. "Creo que con estas medidas", añadió, "la situación puede normalizarse pronto".

Las causas profundas de la crisis radican en los problemas estructurales de la economía rusa, escasamente competitiva, sin capacidad exportadora, lastrada por el excesivo coste del pago de la deuda, por el fraude y la ineficacia en la recaudación de impuestos, y abrumada por la imposibilidad de pagar a tiempo los salarios de decenas de millones de trabajadores.

Pero, según algunos analistas, parte de la responsabilidad recae en el FMI por haber contribuido al clima de desconfianza, al no desbloquear de forma inmediata y sin reticencias un tramo de 100.000 millones de pesetas de su préstamo a largo plazo de 1,5 billones de pesetas.

Al bordearse la catástrofe, el Fondo envió a toda prisa a Moscú a su responsable para los países de la antigua URSS, John Odling-Smee, que se ha reunido con altos funcionarios y que hoy podría emitir su veredicto, que se espera favorable. Por su parte, Camdessus aseguró ayer que no está ahora en discusión la posibilidad de un crédito especial, aunque no lo descarta en el futuro.

Los analistas consideran que una inyección de 750.000 millones de pesetas despejaría todas las dudas de quienes apuestan por la devaluación y devolvería la confianza a los mercados. El viceministro de Finanzas, Oleg Viuguin, que no oculta que ese préstamo vendría como agua de mayo, afirma que Rusia puede superar la crisis por sus propios medios.

El banco central está dispuesto a utilizar todas sus reservas de oro y divisas. Lleva semanas haciéndolo, lo que las ha reducido a 14.500 millones de dólares (unos 2,2 billones de pesetas).

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