El modelo francés de protesta contra la marginación se repite en Madrid
Actos espectaculares de denuncia para sacar a la luz el desempleo, la precariedad laboral y otras formas de exclusión social ocultas bajo las alfombras de la Europa del euro. Este método de acción, empleado por los parados franceses que, a comienzos de este año, tomaron en París hoteles y restaurantes de lujo así como oficinas de empleo y otros edificios públicos para concienciar a ciudadanos e instituciones sobre su problema, caló ayer en Madrid.Okupas y miembros de colectivos como la Coordinadora de Barrios y las Madres Unidas contra la Droga, que llevan años trabajando y conviviendo con jóvenes marginados, inmigrantes, ex reclusos y toxicómanos, pretendieron ayer desarrollar una okupación temporal y pacífica del antiguo hotel Avenida para, durante una semana, "irrumpir en medio del decorado del supuesto estado del bienestar". En la acción había también ecologistas de Aedenat e insumisos.
Su objetivo era utilizar este céntrico edificio, que permaneció años vacío (aunque ahora la cadena de hoteles Tryp quiere abrirlo para 1999) con la intención de utilizarlo como cuartel general durante los siete días de protesta contra la exclusión bajo el lema Rompamos el silencio. En las jornadas, que siguen en pie, se van a desarrollar acciones sorpresivas, obras de teatro, actuaciones musicales y asambleas en las que abordar los problemas de parados, presos, prostitutas o chavales desamparados.
Tras desalojar el antiguo hotel tenían previsto que su cuartel general se trasladase a la parroquia de San Carlos Borromeo de Entrevías, una iglesia que, además de sus funciones de templo, hace las veces de refugio de muchos de esos marginados cuyos problemas intentan desvelar.
"Atrevido experimento"
En su declaración de intenciones explican: "Una serie de colectivos y personas ligadas a diferentes movimientos y sectores excluidos por el sistema vamos a realizar un atrevido experimento". "Creemos que quizá sea un buen momento para juntarnos, reflexionar, intercambiar vivencias, conocernos y, cómo no, salir a las calles de la capital del reino para alterar este orden que tanto sufrimiento genera", añaden."Hemos decidido romper el cerco de silencio levantado en torno a los problemas y las luchas que vivimos cotidianamente. Somos presos, inmigrantes, prostitutas, parados, precarios, jóvenes de barrios, insumisos, todos los que tengan algo que gritar y quieran hacerlo juntos", concluyen.
Los parados galos llegaron a autoinvitarse a comer al lujoso restaurante parisiense de La Coupole y a dormir en el selectivo hotel Lutétia, cuyas habitaciones cuestan de 40.000 a 50.000 pesetas cada noche.
Hace un mes, un grupo de una veintena de okupas tomó durante un par de horas la sede del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), en Tetuán. Era la primera acción. Ayer se produjo la segunda.
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