El triunfo del boca a boca
EMPRESAS» Postres MonteroDirección C/ Potosí, 10. 29018, Málaga. Teléfono: 95 2200502 Empleos 40 Facturación 500 millones Producción Elaboración de postres lácteos Lo de Postres Montero es una historia de ingenio y de amor. Amor a la buena mesa, claro. Esta empresa familiar de fabricación de postres lácteos, que actualmente factura 500 millones de pesetas al año y recibe más pedidos de los que puede atender, nació hace dos décadas, cuando el malagueño Rafael Montero, un hombre carismático, inquieto y aficionado a la gastronomía, se quedó en paro. Montero viajaba mucho a Burgos, y allí había probado la cuajada de leche. Como también frecuentaba bastante los chiringuitos de pescado de las playas malagueñas de El Palo, su barrio de toda la vida, se le ocurrió que la cuajada podía ser un postre perfecto para una comida a base de fritura. Y, desde luego, no se lo pensó dos veces. Habló con los propietarios de algunos restaurantes de la zona y les ofreció hacerles cuajadas para ofertarlas como un postre de la casa. "Al principio, la fábrica de Montero era la cocina de nuestro piso familiar; el almacén, una nevera casera y la línea de reparto, el coche de mi padre", cuenta Francisco Montero, de 29 años, hijo de Rafael y actual gerente de una empresa que ahora da empleo a 40 personas. La cuajada con miel y piñones de Montero se hizo popular rápidamente en las playas de El Palo, pero la mente de Rafael funcionaba incluso más rápido que sus manos y las de su esposa juntas. Un familiar le pasó una buena receta casera de arroz con leche. Consiguió otra de natillas que le supo bien. Después vino la espuma de chocolate. Ahora la gama de productos Montero supera la decena de productos, y don Rafael, ya retirado del trabajo duro de la empresa, sigue inventando. "Mi padre es nuestro laboratorio de I+D", bromea Francisco Montero. "Se viene a la fábrica por las mañanas y se pasa el tiempo haciendo experimentos de nuevos postres. Tenemos algunos esperando para salir, porque aún no tenemos capacidad para sacarlos todos". La empresa abandonó el piso familiar hace más de una década, pero la inversión más importante de su historia la acaban de hacer ahora. Han gastado 80 millones de pesetas en una nueva línea de producción que les permitirá pasar a medio plazo de las 450.000 unidades al mes que fabrican ahora, con un proceso totalmente manual, al doble de producción. "Es que en un año pretendemos incorporar Madrid a nuestro mercado, porque recibimos muchos pedidos de gente que ha probado nuestros productos durante las vacaciones", explica Francisco Montero. Los Montero se lo han pensado mucho antes de dar el salto y hacer esta inversión. "No hemos querido ampliar hasta estar seguros de que íbamos a poder mantener la calidad. Nosotros no pretendemos fundar un imperio ni competir con las grandes marcas de productos lácteos. Nuestro mercado es otro. Hace poco más de un año dimos el salto a los supermercados y nos va bien, pero para nosotros es importante mantener a los restaurantes como clientes porque el hecho de que ellos nos ofrezcan como postres caseros es la mejor propaganda que podemos tener", relata Francisco. Entre las argucias que han empleado para agilizar la producción manteniendo la elaboración artesanal está, por ejemplo, la utilización de una churrera para llenar los tarritos de postres. "Es una idea que se le ocurrió a mi padre", cuenta Francisco. Se la trajo de El Rocío, y funciona bien. "La gente que visita la fábrica se sorprende de que se trabaje tan rápido a pesar de mantener la elaboración manual", añade. Sin embargo, la idea de innovar ha terminado venciendo. A principios de mayo sacaron al mercado una gama de yogures con fruta natural. También han renovado la imagen de los envases. "El producto que ofrecemos es el mismo, aunque le hemos puesto un traje más lujoso", insiste Montero hijo. Por lo que no pasan es por la introducción de conservantes, aunque eso suponga renunciar a introducirse en mercados más lejanos. El medio publicitario elegido es peculiar. "Nosotros queremos una empresa sostenible y de larga duración que nos permita vivir de esto bastante tiempo, y sabemos que el secreto es mantener la calidad. Nuestros precios son más elevados que el de otras marcas, y nuestros postres, quitando los yogures, duran lo mismo que los hechos en casa; una semana. Pero a cambio tenemos asegurado que nuestro mejor canal de publicidad, el boca a boca, va a seguir funcionando". Y lo argumenta con el resultado de sus conversaciones personales con los ciudadanos que visitan la capital malagueña: "Me da mucha alegría cuando la gente me dice que, cuando viene a Málaga, se va cargado de postres Montero. Ésa es la mejor campaña publicitaria que se puede hacer", concluye Francisco Montero.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.