Un tranquilo recuento de votos
«Hemos esperado 80 años a votar y podemos esperar unas horas más a saber el resultado», decía ayer uno de los agentes de seguridad que, a lo largo de toda la noche, había permanecido vigilando las urnas. Sin la más mínima prisa, unos 300 funcionarios norirlandeses se calzaron ayer el dedal de plástico en el índice para ir contando los votos y depositarlos en dos grandes canastillas de plástico bajo un cartel escrito a mano que decía: sí y no.El escenario elegido era el teatro Kings Hall de Belfast, un enorme edificio público donde los votos durmieron bajo el doble sello protector del Gobierno y del partido del reverendo radical Ian Paisley, que temió un posible fraude.
Unos 40 policías del Royal Ulster Constabulary (RUC) guardaron la voz de los votantes hasta que se inició el recuento, a las nueve de la mañana. Los votos habían viajado desde todos los rincones de Irlanda del Norte para dormir a recaudo de la autoridad.
Como un espectáculo
Desde la mañana, y durante seis horas y diez minutos, los 300 funcionarios contaron los votos separados por un biombo de la masa de periodistas ansiosos de información. Y, como en cualquier espectáculo que se precie, los puestos de balconada, con vistas al del recuento, requerían pase especial.Tranquilidad también en la información: aún el viernes numerosos informativos locales abrían sus emisiones con la matanza de alumnos en Springfield, en EE UU o con los acontecimientos de Indonesia, para hablar después de la paz.
No ha habido ningún despliegue especial en las televisiones para conocer el resultado de un referéndum que, sin embargo, fue un récord de participación en la historia de Irlanda del Norte.
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