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LOS DISTURBIOS DE CIBELES

Mayor Oreja: "La policía actuó con paciencia y profesionalidad"

"La actuación de la policía estuvo cargada de paciencia, prudencia y profesionalidad para hacer frente a una situación que era delicada y difícil", aseguró ayer tarde el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, en referencia a los incidentes ocurridos la madrugada de ayer en la plaza de la Cibeles.Según el ministro, habrá personas que consideren que hubiera sido mejor dejar que las fuerzas de seguridad hubieran permitido actuar a los alborotadores, sin intervenir. "Pero no quiero pensar las críticas que habrían recibido los cuerpos y fuerzas de seguridad si no hubieran protegido el monumento de la Cibeles".

El responsable de Interior consideró que podría haberse hecho un despliegue policial más importante, pero si no se hizo fue porque inicialmente aquel acto iba a ser una fiesta. "Antes hubiera sido difícil prever que se iban a producir tales incidentes".

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Mayor Oreja también reflexionó sobre las críticas que en este momento estaría recibiendo si los efectivos antidisturbios no hubieran intervenido contra los alborotadores y si éstos hubieran "destruido parte de la Cibeles".

El alcohol, culpable

El delegado del Gobierno en Madrid, Pedro Núñez Morgades, culpó a un grupo de vándalos embriagados de los disturbios originados en la fiesta madridista de la Cibeles. "El excesivo consumo de alcohol fue el elemento provocador de la tensión", afirmó Núñez Morgades.A juicio del delegado del Gobierno, la policía estuvo aguantando mientras un grupo numeroso de exaltados arrojaba objetos de todo tipo a los agentes. "La carga policial contra los aficionados fue necesaria y medida", ya que varias personas trataban de acceder a la fuente de la Cibeles. "Había que garanti-zar la seguridad de los congregados y evitar daños a personas", agregó.

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"Si pudiéramos conocer las consumiciones pedidas en los bares a partir del gol del Real Madrid nos haríamos una idea muy ajustada de la situación", dijo el delegado. Según Núñez Morgades, en otras ocasiones, cuando el equipo está presente, los aficionados se van cuando el club termina la fiesta, pero anteayer, "al no comparecer los futbolistas, nadie quería irse".

Para el delegado, la retransmisión en directo por la televisión magnificó el impacto de los incidentes. "Esos documentos llevan la alarma a los que lo están viendo y producen un efecto muy especial para nosotros, pues la gente, ante una intervención de la policía, tiene la percepción de ver un fuerte -el agente con su defensa- frente a un débil".

No obstante, el delegado lamentó que los policías permitiesen la venta de bebidas alcohólicas durante la fiesta.

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