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Una exposición en la Pia Almoina revitaliza la figura de Romà Vallès

El pintor Romà Vallès (Barcelona, 1923) ha sido siempre una figura destacada del panorama artístico catalán. Sin embargo, un grupo de críticos e intelectuales entre los que se encontraban José Corredor-Matheos y Carles Hac Mor pensaron que había que hacer algo más para resaltar su aportación artística y sugirieron al delegado de Artes Plásticas de la Generalitat, Josep Miquel García, que había que recapitular la trayectoria de Vallès. El resultado es la exposición antológica Romà Vallès. Trajectòria 1956-1996, cuya comisaria es Conxita Oliver y que reúne en 60 obras las series más significativas de la trayectoria del artista. La exhibición permanecerá abierta en la Pia Almoina de Barcelona hasta el 5 de julio.

A Vallès no le gusta que le encasillen, y menos como informalista. Es un creador que ha intentado ir por libre. Aunque, por mucho que él quiera, no puede despegarse de la época y de los rasgos característicos del informalismo. Su obra está impregnada de materia y gestualidad. "Me he interesado mucho por las corrientes del momento: el informalismo, el pop-art y el arte conceptual, pero no he intentado seguir ninguna de ellas. siempre he buscado que mi obra transmitiera profundidad", comenta Vallès. Otra característica destacada de la carrera del artista y que puede contemplarse en la exposición es una especie de negación de la anterior etapa en cada nuevo periodo artístico del pintor. El montaje de la exposición facilita la percepción de esta constante. Una de las primeras series que se exhiben está basada en el color negro. Como contrapunto, Vallès se lanzó al blanco más total en su siguiente época. "Tras el blanco, que era la nada, ya me hubiera podido retirar", comenta Vallès, que continuó su carrera inundando de color sus lienzos. "Intento expresar el mundo en mis cuadros y pienso que la vida se basa en oposiciones y en contradicciones. Por eso, muchas de mis fases artísticas se oponen a la anterior". Estas tres etapas, la del negro, la del blanco y la del color, forman parte de la obra de Vallès hasta finales de los sesenta, época en la que vuelve a sintetizar sus recursos pictóricos. Anteriormente, había trabajado a fondo la materia hasta que utilizó el acrílico, con el que logró, pese a la consistencia liviana de este material, efectos de intensidad matérica. En los años setenta, la obra de Vallès bascula de un territorio a otro. Si encontramos una fase en la que incorpora las geometrías, hallamos también un momento en que los materiales povera, como un trozo de cuerda o cinta adhesiva, se incorporan a las obras. También en este decenio hay tiempo para una etapa colorista y jovial. "Siempre hay buenas épocas en la vida, y esto se refleja en la pintura", comenta el artista. Vallès hizo el tránsito hacia los años ochenta con la serie Elementos, donde emplea su vigorosa fuerza para plasmar el aire, el agua, la tierra y el fuego. A estos trabajos siguió la serie Signos, fechada a mediados de los años ochenta. Seguidamente, encauzó su trabajo hasta la actualidad con Nuevos espacios, conjunto artístico que agrupa las series Lírica, Descriptiva y Trágica. La actualidad de la obra de Romà Vallès aún no se ha materializado. "En estos momentos estoy percibiendo lo que serán mis próximos trabajos", comenta.

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