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La cúpula del PSOE acusa a Guerra de crear un conflicto para recuperar el poder perdido

Anabel Díez

Las buenas formas terminaron ayer. La dirección del PSOE arremetió contra Alfonso Guerra acusándole de aprovechar, primero, el triunfo de José Borrell en las primarias frente al secretario general, Joaquín Almunia, y después, el pacto con Nueva Izquierda para que Cristina Almeida encabece la candidatura de la Comunidad de Madrid, con el objetivo de "armar revuelo y recuperar un poder que la mayoría del partido no le quiso dar en el 34º Congreso". Así se expresó ayer el secretario de Organización, Ciprià Ciscar, que pidió al exvicesecretario general "respeto" hacia la dirección "democráticamente elegida" en correspondencia al trato "respetuoso y generoso" que asegura le dispensa la Ejecutiva Federal.

Cuando se cumplen 11 meses de la celebración del 34º Congreso del PSOE que consagró la derrota del llamado sector guerrista, la dirección que surgió de esa asamblea ha roto las buenas formas con el ex vicesecretario general, Alfonso Guerra. Las declaraciones del ex vicepresidente del Gobierno, en las que califica de "error que hay que rectificar" el pacto alcanzado en Madrid entre su partido y Nueva Izquierda porque suprimiría en esta comunidad autónoma las elecciones primarias, han irritado sobremanera a la Ejecutiva.En los últimos días, y en voz todavía baja, miembros de la ejecutiva comentaban que Alfonso Guerra perseguía la celebración de un congreso extraordinario. Le atribuyen esta intención desde la victoria de Borrell frente a Almunia en las primarias para elegir candidato a presidente del Gobierno. La dirección atribuye a Guerra el deseo de que Almunia hubiera hecho efectiva su dimisión en coherencia con sus declaraciones iniciales.

El último episodio en el que Guerra ha mostrado su malestar es el pacto para que Cristina Almeida encabece la lista para la Comunidad de Madrid. Guerra ha puesto el grito en el cielo por el hecho de que las primarias, que tanta ilusión han generado en su organización, se vean ahora truncadas por pactos con otra fuerza política.

Lo cierto es que la dirección federal no cree sinceras las manifestaciones de Guerra y, según sus juicios de intenciones, el exvicesecretario toma estos hechos como excusas para sembrar malestar. "Quienes nunca creyeron en las elecciones primarias intentan ahora utilizarlas para conseguir algo que la mayoría no les quiso dar", dijo Ciprià Ciscar en un acto informativo celebrado ayer en la sede del PSOE. "Algunos compañeros que quedaron fuera de la dirección voluntariamente en el 34º Congreso, y que son una minoría, quieren ahora imponer sus criterios y esto no va a ser así", sentenció Ciscar. Se refería a los tres puestos que la ejecutiva ofreció al sector guerrista en el 34º Congreso y que éste rechazó al creerla insuficiente.

A continuación, Ciscar se refirió personalmente a Guerra. "La ejecutiva ha sido muy respetuosa con Alfonso Guerra y él también debiera serlo; este partido siempre ha sido muy generoso con Guerra y él tiene la obligación de ser respetuoso con la dirección democráticamente elegida".

De manera directa, el secretario de Política Municipal, Alfonso Perales, uno de los participantes en las conversaciones con NI, habló del deseo del sector guerrista de crear una situación en el partido que condujera a un congreso extraordinario. "Alfonso Guerra no está de acuerdo con las primarias y busca un congreso extraordinario pretendiendo capitalizar el resultado de una nueva mayoría en el partido". Perales, al aludir a esa "nueva mayoría", está atribuyendo al sector guerrista el deseo de sumar para sí el amplio apoyo que Borrell obtuvo en las primarias, que superó considerablemente el respaldo que el guerrismo obtuvo en el 34º Congreso. Borrell fue votado por un 54% del partido y en el 34º Congreso los partidarios de Guerra se quedaron en un 28%.

Este deseo de recuperar terreno perdido fue también invocado ayer por Joaquín Leguina: "Se está produciendo un intento del guerrismo para volver a ocupar más parcelas de poder, pero creo que no tiene futuro; las organizaciones políticas, al igual que cualquier organización humana, difícilmente tienden al suicidio".

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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