«Cada vez se da mayor importancia al autoempleo»
La Fundación Universidad- Empresa de Madrid (FUE) cumplirá 25 años en diciembre. Creada por el que sigue siendo su director, Antonio Sáenz de Miera, y con la participación de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, nació para tejer lazos entre las aulas y el mundo profesional. Aquel 1973, la fundación recogía, según relata Sáenz de Miera, uno de los frutos de las revoluciones estudiantiles del 68: pasar del rechazo juvenil a la empresa a su aceptación. La fundación, en cuyo patronato figuran las 12 universidades públicas y privadas de Madrid, impulsó las relaciones entre los rectorados y los directivos de las empresas y montó una red de información de empleo. Actualmente hay más de 20 fundaciones de estas características en España, con una contratación de 2.000 millones en investigación, aportados por 5.000 empresas.Pregunta. Veinticinco años son muchos años...
Respuesta. En 25 años se ha pasado en España de la Universidad napoleónica o preindustrial a la Universidad posindustrial y de la información. El cambio ha sido acelerado. La FUE nació en un momento y lugar muy oportunos: la Universidad ya se había democratizado en la época de Franco, faltaba dar el paso de unirla al proceso industrial del país.
P. ¿Qué le sugirió la idea de establecer esas relaciones?
R. Ya en 1966, en un viaje a Estados Unidos, me di cuenta de que el lazo tenía que materializarse aplicando relaciones con el empleo, con las prácticas de los alumnos en las empresas y con la investigación aplicada. La fundación nace, a la estela del 68 en la Sorbona de París, el 20 de diciembre de 1973, el mismo día y a la misma hora en que fue asesinado el almirante Carrero Blanco. Fue el único acto oficial que se celebró ese día, y fue en el salón Goya del Ministerio de Educación. Ya entonces las protestas estudiantiles en Francia recogían el problema del desempleo juvenil. «Somos parados antes de empezar a trabajar», decían los jóvenes.
P. Los estudiantes añadían otras cosas: imaginación, participación, más libertades...
R. Sí. Pero apareció entonces algo importante, la contradicción entre gente que desde su ideología revolucionaria va contra la empresa y al mismo tiempo pide empleo y acepta a la empresa. A España llega esa corriente de que Universidad y empresa se complementen, y la única solución era modernizar la Universidad adaptándola a la sociedad industrial. Esto se plasma sobre el papel con la Ley de Reforma Universitaria (LRU, 1983), que, por primera vez, incluye la formación para el empleo y las contrataciones de investigación universitaria por parte de las empresas. Los primeros contratos se habían firmado, cuando la legalidad todavía no lo preveía, en 1977.
P. Pese a todo, el paro juvenil no está resuelto.
R. La filosofía ha cambiado. Ya no se trata solamente de empleo disponible, sino de crear empleo formando nuevas empresas. El gran reto es colaborar en la gran cruzada del empleo impartiendo en la Universidad los valores y formación de las empresas. Cada vez se da mayor importancia al autoempleo, es el paso de la sociedad industrial a la de la información que vivimos hoy.
P. ¿Todo esto justifica la tendencia a la especialización que se ha venido dando en las aulas los últimos años?
R. Ha podido haber la tentación de formar a corto plazo para alcanzar el trabajo en las empresas, pero eso es un error. La Universidad sabe que lo importante es una formación general que permita la adaptación a un mundo en cambio, y por eso ofrece una diversidad de posibilidades tremenda terminados los estudios: los masters, el autoempleo, las prácticas, el empleo a tiempo completo... pero ya se sabe que esta última opción ni es automática ni garantiza el empleo para toda la vida. Hoy se habla de «empleabilidad». Significa que el empleo en una misma empresa no está garantizado, sino que lo que vale es un conocimiento que asegure la entrada en un contexto como mínimo europeo.
P. Los jóvenes se sienten inseguros y faltos de estímulo.
R. Ellos saben que su horizonte es incierto y que deberán aplicar creatividad. Hoy la pregunta es «¿cómo te lo montas?», y no «¿en qué empresa trabajas?». Trabajo ya no es empleo.
P. El autoempleo, el trabajo en casa con el soporte informático, ¿no estará creando futuros seres enfermos de soledad?
R. Se habla ya de esto cuando nos referimos al teletrabajo. Hace 30 años, Keynes pronosticó en una visita a Madrid que en el plazo de 100 años el gran cimiento del trabajo y la economía iba a dejar de existir y el hombre tendría que encontrarse con su vida. El trabajo es una excusa para no enfrentarse con la vida.
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