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Lissavetzky rectifica y busca "fórmulas imaginativas" para salvar el pacto

Jaime Lissavetzky, secretario general del PSOE madrileño, se mostró ayer favorable a una fórmula que respete las primarias para los militantes del PSOE y, a la vez, no conculque el pacto con Nueva Izquierda para poner como candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid a Cristina Almeida. Juan Barranco animaba a buscar la compatibilidad entre ambos objetivos, mientras Diego López Garrido, secretario general de Nueva Izquierda, rechazaba de plano que Almeida sea sometida a unas primarias por el PSOE.

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No se sabe si, finalmente, habrá primarias o lista aprobada por los órganos de dirección del PSOE, pero el debate sobre la candidatura de Almeida a la Comunidad ha servido para abrir un proceso muy similar al de las primarias que dieron la victoria a José Borrell. Y, prácticamente, entre los mismos contendientes.Jaime Lissavetzky, según informa Ángel Zafra, había propuesto ayer por la mañana que Cristina Almeida participase en el proceso de primarias abierto por los socialistas para elegir a sus candidatos a los próximos comicios. En estas elecciones participarían las bases del PSOE y de NI y a las mismas se podrían presentar otros candidatos de las dos formaciones. Una idea que no contempla el reglamento de primarias, aprobado por los socialistas.

Pero en éstas llegó Felipe González y mandó parar. Las primarias, dijo, no pueden celebrarse cuando hay un pacto con Nueva Izquierda. Es lo mismo que opinaba Joaquín Leguina, candidato a la alcaldía de Madrid. Lissaveztky, por la tarde, matizaba sus declaraciones. Aun reconociendo que las opiniones del ex presidente González eran "políticamente correctas", afirmó que se trataba de buscar una fórmula que permitiera respetar las primarias y, a la vez, no herir el pacto con Nueva Izquierda. El dirigente socialista confesó no tener la solución, aunque sí expresó su convencimiento de que habría "fórmulas imaginativas" que permitieran dar satisfacción a ambas partes.

Juan Barranco se agarró a las palabras del responsable de los socialistas madrileños, animando a esa búsqueda que "sólo puede ser la de dejar a los militantes la última palabra". "El pacto y las primarias no deben ser excluyentes. Por eso me parecen positivas las declaraciones de Lissavetzky", añadió.

A él sí. Pero Nueva Izquierda no lo ve tan positivo. Diego López Garrido aclaró que, en ningún caso, Cristina Almeida va a someterse a unas primarias socialistas. "Si el PSOE se empeña en algo así, terminaría por hacer imposible cualquier pacto con cualquier fuerza política".

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Sin embargo, Lissavetzky insistía en que "hay fórmulas. Y las vamos a encontrar". ¿Cuáles? ¿Una consulta sólo a las bases socialistas acallaría a unos y otros? Lissaveztky se limitó a recordar que serán los órganos federales quienes refrenden el acuerdo. López Garrido admitió que "el PSOE, internamente, puede hacer lo que quiera. Y eso no serían primarias. Pero que nadie olvide que aquí de lo que se trata es de echar a la derecha con los mejores candidatos. Y Leguina y Almeida son los mejores. ¿Para qué unas primarias?".

Por si fueran pocos, el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano (PP), acudía a la refriega y confesaba sentirse "liado" con el proceso de primarias del PSOE, informa F. J. Barroso. En su opinión, los líderes socialistas deberían aclararse "si quieren primarias o no". Álvarez del Manzano comentó que desde el exterior se ve todo "un tanto confuso". Y añadió que, si se presenta el ex presidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina, le atacará como adversario político, nunca como persona: "Los madrileños saben que tiene pocas ideas para la capital y yo se las combatiré, si llega el caso".

Joaquín Leguina no disparaba ayer contra el regidor madrileño. Utilizaba fuego amigo para dirigirse a compañeros de su partido. Concretamente, a Alfonso Guerra y Juan Barranco. En declaraciones a la Cope, insistió en que las primarias son imposibles en el caso de Cristina Almeida, "porque es un miembro de otro partido". Y apuntó hacia sus compañeros: "Los casos de Guerra y Barranco son bastante chocantes, porque ambos se han opuesto cerradamente a que hubiera primarias en el partido durante años". Leguina mostraba su sorpresa por que ambos se subieran al "carro como adoradores del becerro de oro" y como si "las primarias fueran el bálsamo de Fierabrás que lo cura todo"

Barranco replicó a su compañero de armas lamentando que "Leguina tenga tan mala memoria. Los candidatos a alcaldías de municipios de más de 100.000 habitantes -yo incluido- pasamos unas primarias en 1995. Cosa que, por cierto, él no hizo. Y si se trata de votos, he de recordarle que cada vez que hemos concurrido juntos, le he sacado amplia ventaja. Pero, en fin, cuando la memoria es débil, siempre se puede acudir a las hemerotecas".

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