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Triana, patria querida

El río Guadalquivir tiene desde ayer aguas del Sella en un hermanamiento fluvial que sirvió de prólogo solemne a la décima fiesta de la piragua. José Miranda, 45 años, y Manuel Millán, 50, los dos ingenieros técnicos agrícolas, alcaldes respectivos de las poblaciones asturianas de Ribadesella y Arriondas, procedieron a este injerto de aguas cantábricas y atlánticas en presencia de Soledad Becerril. La alcaldesa de Sevilla aguantó lo justo hasta que las necesidades de programa requirieron su presencia en la feria del libro. No sólo de agua vive el río. Sin cámaras ni autoridades, Raimundo García, tamborilero del grupo folclórico llegado de Asturias, echó en el Guadalquivir sidra de un lagar de Villaviciosa. "Soy de Riaño, concejo de Langreo. En España hubo cuatro Riaños y ahora hay tres". La próxima edición del descenso del Sella estará dedicada a Sevilla. Los asturianos demostraron que no sólo ponen el paisaje y la organización. En K-1 venció Rafael Carril, de un club de Covadonga, y en la última prueba, la de K-4, se impusieron por dos palmos de agua los piragüistas de Ribadesella a los Delfines de Ceuta. El himno de Andalucía sonó con los compases de una gaita asturiana. El gaitero se llama Antonio Domínguez Fombella, 35 años, gijonés, afincado en Sevilla y funcionario de la Junta. Roberto Carlos Moreno, sevillano de 17 años, ha hecho cuatro veces el descenso del Sella. Pertenece al club Náutico. Es uno de los tres nietos de José Moreno Rodríguez que ayer remaban en el Guadalquivir. Su abuelo ejercía el magisterio en Gijón y pidió el traslado a Sevilla. Lo atendieron aunque tuvo que hacer una parada laboral en Villacarrillo (Jaén). Entre el público, había quien sabe lo que es ganar el descenso del Sella. Herminio Menéndez, asturiano de Candás, director general del Sevilla, ganó dos veces en K-2 -en 1975, con Celorrio; en 1977, con Missioné- y una en K-1. Ya se ha acostumbrado a la guasa ajena de otros descensos menos heroicos. Los anfitriones también cosecharon algún triunfo. Cayetano García de la Borbolla, del Náutico, se impuso en la prueba de C-1, que tiene la singularidad de que se practica de rodillas, como costaleros en la salida de San Esteban. José Vicente Dorado, periodista de Radio Sevilla que hacía las veces de speaker, se apuntaba al símil cofrade para comparar la ciaboga -cada vez que hacen un giro de 180 grados- con la revirá. El río es una bendición de Dios, pero en tiempos fue una bendición del diablo. Eso vino a decir José Núñez Castain, consejero de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía. Fue piragüista adscrito al Círculo de Labradores, que suena a marinero en tierra con ancla y arado. "Hubo siglos en los que Sevilla tuvo que defenderse del río, pero en puertas del siglo XXI tenemos que aprovechar sus posibilidades". Enumera algunas: la actividad del CAR (Centro de Alto Rendimiento), "que mueve 20.000 camas año y más parece un hotel de alto rendimiento"; el fortalecimiento por vía fluvial de los nexos con Cádiz y África. "Estamos delante de la antigua parada del vapor Sevilla-Sanlúcar". Sevilla ha presentado en Varsovia su candidatura para organizar en el 2002 los mundiales de Remo y Piragua. Tendrá que luchar contra otras propuestas de sede y un hándicap inesperado: "La gente no entiende de geografía". Referencia a la onda expansiva del desastre ecológico de otro río, el Guadiamar, que no ha recibido sidra ni agua del Sella salmonero, sino un vómito de lodo y sustancias tóxicas.

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