Su tabaco, gracias
Uno de los primeros éxitos de Luis Troyas Osés como inventor de artilugios mecánicos fue la patente de una cuna mecánica que se mecía sola. Eran las locuras de juventud del fundador del grupo empresarial que hoy en día encabeza el mercado nacional de vending (máquinas expendedoras) y está presente en más de treinta países: Azkoyen. Hijo de panaderos, Luis Troyas Osés tuvo siempre, al igual que sus hermanos, múltiples inquietudes vinculadas a la mecánica, que los estudios de Formación Profesional que cursó en la escuela de los padres Salesianos de Pamplona no hicieron sino incrementar. Cuando volvió a su localidad natal, Peralta, hoy en día convertida en una curiosa mezcolanza de zona industrial puntera en I+D y tierra de grandes productos agrícolas, se dedicó a dar rienda suelta a su inventiva creando máquinas vinculadas a sus orígenes: peladoras de espárragos y patatas, en su pequeño negocio, Talleres Azkoyen, cuya denominación era un homenaje al topónimo vasco original del pueblo, ubicado a unos 60 kilómetros al sur de Pamplona. Sin embargo, su vida cambió en un viaje a Alemania, cuando Troyas descubrió unas extrañas máquinas que funcionaban con monedas. Su brillante capacidad de asimilación echó a andar y poco después creaba su primera máquina de vending: una suministradora de gasolina para recargar encendedores a 10 céntimos. Después vino la segunda. Era el año 1959 y creó una expendedora de chicles. Había nacido el embrión de la industria española de venta en máquinas, que en 1965 vio cómo se instalaba la primera máquina de tabaco con devolución de monedas. Ha llovido mucho desde ese momento hasta hoy, cuando el grupo Azkoyen ha facturado en el primer trimestre de este año 4.535 millones de pesetas, un aumento del 25,6% sobre el mismo periodo del año anterior. Hoy, casi 65 de cada 100 máquinas expendedoras de tabaco instaladas en los bares, restaurantes y cafeterías españolas están fabricadas en las instalaciones de Azkoyen en Peralta (35.000 metros cuadrados de superficie para 665 trabajadores) que ya se han quedado pequeñas y a las que hay que unir la reciente adquisición de 23.000 metros cuadrados más para garantizar la apuesta de futuro. Porque Luis Troyas apostó desde el principio por invertir y desarrollar una industria en su tierra, entre campos agrícolas. El fundador del negocio no paró nunca de innovar. Tras el tabaco, empezó a comercializar directamente el selector de monedas en un principio, en 1975, para máquinas recreativas como futbolines, billares y pin-balls. Justo cuando los aires económicos y políticos del país se renovaban de esperanza con el advenimiento de la transición democrática, Troyas dio un giro radical a su negocio, lo transformó en Azkoyen SA con nuevos socios y gestores y una intensa actividad de formación profesional y especialización de sus trabajadores, mayoritariamente procedentes del mismo pueblo, que hoy en día apenas supera los 5.000 habitantes. Muchos de ellos, técnicos de alta especialización, compaginan todavía actualmente su labor industrial con múltiples tareas agrícolas en los campos de la zona, donde trabajan como agricultores a tiempo parcial. Del tabaco, la empresa pasó a las bebidas frías y calientes en un proceso diversificador. Entonces, en los años ochenta, apenas facturaba 400 millones anuales. En el año 1983, Telefónica homologó su selector mecánico de monedas, un hecho crucial que sirvió para arrebatar el mercado a las firmas extranjeras que lo controlaban hasta entonces, como Coin Control o la alemana NRI. Ahora es Azkoyen la que pisa fuerte en Europa y Latinoamérica en el desarrollo de los mecanismos de cambio, incluyendo el uso de tarjetas de débito y otros similares. La inversión en investigación y desarrollo, esencial en Azkoyen, llevó a la compañía a producir la primera máquina europea con microprocesador en el sistema de selección de monedas, a crear una red nacional de más de 50 delegaciones, a dar al salto al mundo del café, a especializarse en las bandejas para pinchos refrigeradas y en las máquinas cafeteras y a servir integralmente a los bares todo aquello que necesitan y darles el servicio posventa. En 1988, la empresa adquirió la estructura de holding debido a su internacionalización constante y a su salida a Bolsa, aunque más del 50% de las acciones siguen en manos de las familias navarras que controlan su Consejo de Administración. A mediados del año pasado, el Grupo Azkoyen adquirió por más de 350 millones de pesetas un importante paquete accionarial de la empresa Cafés Costa Fría en su deseo de completar sus servicios a la hostelería y llegar a vender al sector no sólo la cafetera, sino el molinillo, el café y el azúcar. Sin quererlo, Azkoyen se convirtió además en la cuna de la que es la segunda empresa española en vending: Jofemar, formada por un grupo de ex empleados de Azkoyen y ubicada también en Peralta. Jofemar, más centrada en el tabaco y las bebidas frías, mantiene su segundo puesto en el mercado español. Y como si de un proceso imparable de división celular se tratara, de Jofemar nació la tercera: J.M. Vending, ubicada en Pamplona y dedicada al mercado de las máquinas de cigarrillos. Actualmente, Azkoyen encabeza un grupo de nueve sociedades: la matriz, que cotiza en Bolsa y que participa al 100% el resto de las filiales: dos sociedades industriales, con tres plantas de producción y tres centros de I+D, y seis sociedades comerciales. La facturación ascendió durante el año 1997 a más de 16.930 millones de pesetas, correspondiendo el 29,3% a ventas realizadas en el exterior. Tiene 665 empleados y el 50% de las personas que trabajan en su departamento de I+D (más de sesenta titulados superiores) trabajan muy directamente en tareas relacionadas con el euro y su entrada en circulación.
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