Grisolía asegura que la clonación humana es "pura ciencia ficción"
El bioquímico valenciano Santiago Grisolía, presidente del Comité Internacional de Bioética de la Unesco, consideró ayer que el científico Richard Seed "no está en sus cabales" tras anunciar en enero su propósito de crear clones humanos, dado que la clonación humana, "hoy por hoy es pura ciencia ficción". Grisolía, premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica, sostuvo que la creación de réplicas humanas "no tiene interés" en la medida en que un clon nunca será idéntico al original porque no se podrá desarrollar en el mismo medio ni con el mismo proceso de socialización. El científico valenciano, quien ayer clausuró en San Sebastián el XIX Congreso de la Asociación Nacional de Enfermería de Cuidados Intensivos Pediátricos y Neonatales, no descartó la posibilidad técnica de realizar una clonación humana, pero relativizó su importancia "porque realmente no tiene interés, además de ser una técnica extremadamente complicada". Así, recordó que una de las principales dificultades radica en la elección de la célula que se utilice para la clonación, que en el caso de la oveja Dolly sólo tuvo éxito después de 300 intentos. Por el contrario, subrayó la trascendencia de la ingeniería genética y de la elaboración del genoma humano para prevenir y tratar enfermedades. En este sentido, aseguró que los mapas genéticos que se empezaron a identificar en 1990 en Estados Unidos con un presupuesto de unos 450.000 millones de pesetas para conocer todo el genoma humano en el año 2005 "estarán concluidos mucho antes". El proyecto Genoma Humano identificará los 100.000 genes de la especie humana y los 3.000 millones de componentes que los integran. Sin miedo Grisolía pronosticó que las técnicas que se están aplicando para localizar el genoma impulsarán una "revolución completa" en la tecnología de la salud y en la elaboración de plantas transgénicas, fibras y productos energéticos. ante la que "no hay que tener miedo". El genoma en sí mismo "tendrá una gran importancia tanto en el diagnóstico como en el tratamiento médico, dado que cada persona tiene una respuesta diferente a los medicamentos". Asimismo, subrayó que el conocimiento de la memoria genética de los ciudadanos permitirá a los especialistas "llegar a determinar si un niño tiene posibilidades de desarrollar alguna patología concreto a lo largo de su vida" En todo caso, mostró su optimismo incondicional ante estos avances científicos porque "la ciencia no es buena ni mala, sólo descubre lo que hay. Todo depende del uso que luego se haga". Grisolía comparó las reticencias que manifiestan algunos sectores de la ciudadanía ante la manipulación genética con los movimientos obreros que destruyeron factorías durante la Revolución Industrial por el temor a que desaparecieran puestos de trabajo.
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